Son personas silenciosas. Rechazan las nuevas tecnologías, no son para ellos. Su educación se vertebra en el trabajo, la tenacidad y la pasión por un gremio que respira salud en toda la provincia. Algunos han sido impulsores de deportes en la provincia, otros continuadores de sagas, que si vivieran en otro lugar serían héroes nacionales, en vez de locales. Son la bonhomía hecha ser humano y sus conocimientos van más allá de la preparación académica. No lucen títulos en la pared con un brillo significativo. Su currículum se ciñe a la experiencia de años como entrenador, delegado, profesional de mantenimiento y púgil económico para conseguir patrocinadores y subvenciones. David Pedrouzo hacía esta reflexión el pasado mes de marzo:"Mucho hablamos del drama sobre el talento y la gente que se fue de Ourense y poco de esas mujeres y hombres que se han quedado aquí a pelear por una ciudad mejor, a cuidar de esto e intentar sacarlo adelante día a día".
Como hizo José Luis Llamas. Como él, hay una infinidad de convocados a recibir homenajes. Se esconden en el día a día de la organización deportiva y un sin fin de tareas propias de sus disciplinas. Los héroes locales saludan con amabilidad, con una sonrisa genética. En nuestra provincia, (casi) son extraños. Casi, desconocidos.
