Opinión

Todos a una

En tiempos de crisis nacional solo nos queda hacer piña con quien nos tiene que proteger. Sin duda están existiendo errores y contradicciones en el Ejecutivo de Sánchez en la lucha contra la pandemia del COVID-19, pero ha llegado el momento de que esta función se monopolice en el vehículo legitimado para hacerlo, el Parlamento. La cascada de opiniones publicadas que acentúan los desastres gubernamentales no contribuyen nada a la tranquilidad de los ciudadanos. Unos ciudadanos que ya estamos suficiente alarmados por las cifras de muertos y contaminados por el coronavirus, que día a día se contabilizan desde los medios de comunicación.

¿Hay límites en nuestro Derecho a la libertad de expresión en estos momentos de angustia colectiva? No, no los hay ni puede haberlos en un estado de alarma (otra cosa sería si hubiera sido declarado el estado de excepción) más allá de la autocontención que cada uno decida imponerse. El ministro Ábalos ha puesto el dedo en la llaga: "No nos sorprenden las críticas", ha dicho, al tiempo que asumía la falta de comprensión por la actuación del Gobierno, una actuación que, según otros ministros, no ha sido improvisada en relación a la aprobación del decreto que ha establecido la paralización de la actividad del país hasta el próximo Jueves Santo. 

¿Qué hubiera hecho la oposición si estuviera gobernando en estos momentos? No lo podemos saber. Pero si el Gobierno es volátil, zozobra y se precipita, no menos lo está siendo el Partido Popular que pasa de apoyar incondicionalmente las medidas a rechazar abruptamente este parón económico y empresarial.
Es la salud pública lo que ahora es lo único prioritario. Las críticas y el oportunismo partidario ya tendrán su momento político. Ahora es el momento de que todos a una estemos al lado del Gobierno.

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