Opinión

Adolfo Suárez

Ha fallecido el presidente Adolfo Suárez. Con él se va el político que ejecutó la transición española de una dictadura a la democracia de forma legal y pacífica. Es muy fácil decir esto y casi suena a algo obvio decir pacífica y legal, pero lo cierto es que conseguirlo fue una autentica “batalla” que sólo se podía lograr con un presidente del Gobierno dispuesto a quemarse en su misión. Y esto es exactamente lo que hizo Suárez.

Hoy en día se ha mitificado la transición que él lideró como una etapa política y social ideal, cuando en realidad estuvo llena de problemas, algunos muy graves. Suárez fue atacado desde todos los sectores, los franquistas, su propio partido, una muy dura oposición y sin que faltasen los golpistas. Socialmente el terrorismo, de ETA y del GRAPO, fue algo descomunal, se llegaron a asesinar casi cien personas en un año. A pesar de ello Suárez fue capaz de sacar adelante una Constitución (1978), la única refrendada por el pueblo español (nunca me canso de repetirlo porque yo tuve la suerte de votarla), la ley del IRPF (1978), el Estatuto de los Trabajadores (1980), la ley del divorcio (1981), los estatutos de autonomía de Euskadi, Cataluña y Galicia (1981) y otras normas fundamentales.

Todo este ingente cuerpo jurídico lo recuerdo perfectamente porque entonces yo estaba haciendo la carrera de Derecho y nos llamaban “la promoción de la transición”, y vaya si lo fuimos, empezamos en 1977 con las leyes franquistas y acabamos en 1982 con una normativa jurídica democrática. Mi promoción vivió y estudió en directo el nacimiento de un estado de derecho, un auténtico privilegio.

A pesar de ello nada se le ahorró a Suárez, hasta el punto de que cuando ya había dimitido, en plena sesión de investidura de su sucesor, se produjo el golpe de estado de Tejero, y él, que todavía era el presidente del Gobierno, se mantuvo sereno y sentado en su escaño, sin tirarse al suelo cuando empezaron a disparar, posición que sólo mantuvieron Gutiérrez Mellado, Carrillo y Adolfo Suárez. Cuando abandonó el poder le llegaron las desgracias familiares en forma de enfermedad y el sufrió de alzhéimer, olvidándose de todo, come le ocurre a estos enfermos, incluso de que fue el gran presidente del Gobierno de España y sin que fuese capaz de reconocer al rey.

Suárez se quemó política y personalmente, no para mantenerse en el gobierno, sino para que los ciudadanos pudieran elegir libre y democráticamente a cada gobierno. Ahora ya es patrimonio de España y de su historia.

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