Opinión

El Campus da Auga en Ourense

Dice el refrán que “tres cosas haiche en Ourense que non hai no resto do mundo: a Ponte Romana, as Burgas e o Santo Cristo”. De estas tres, una, el Puente, se construyó por los romanos sobre el Miño para salvar las aguas del río, y otra, las Burgas, son unos manantiales de aguas termales que brotan a temperaturas cercanas a los 65 grados y que son curativas de las dermopatías. En realidad, la historia de Ourense ha estado indisolublemente unida al agua del río Miño, pero sobre todo al agua de las Burgas, que ya existían, se explotaban y disfrutaban en la época de los romanos. De hecho, el nombre de Calpurnia Abana, la primera habitante conocida de Ourense, está inscrito en la réplica de las aras romanas de la Burga de Arriba. Así que sólo hay que echarle un poco de imaginación para ver, aunque sea virtualmente, a los centuriones de las legiones romanas que por aquí anduvieron buscando oro, bañándose en las termas de Ourense como si fueran las de Caracalla en Roma. Siempre pensé que en la historia de las ciudades existe un fino hilo conductor que une el pasado con el presente y con el futuro.

En el caso de Ourense es el agua la que une el pasado de la época de los romanos (construyeron A Ponte), con el presente de las termas de A Chavesqueira, Outariz y O Tinteiro, y con el futuro inmediato. Y se preguntarán ustedes, ¿cuál es ese futuro inmediato? Pues el Campus da Auga de Ourense, que trata de potenciar el termalismo y los recursos hídricos, a través de investigación (I+D), un programa de creación de empresas y la implantación de grados universitarios y másteres específicos. No cabe duda de que la especialización es fundamental hoy en día para triunfar en cualquier actividad, es básico que lo que se ofrece tenga un plus de innovación, de diferenciación, de excelencia y de novedad que no se exista en otros lugares. Y aquí es donde Ourense, nuestra ciudad, nuestra historia y nuestros recursos tienen mucho que ofrecer. 

Es cierto que los ourensanos del pasado y los del presente han hecho y hacen mucho por desarrollar este potencial, pero falta algo. Y ese algo es la implantación de un plan estratégico de desarrollo científico y experimental, que viene a cubrir este Campus da Auga. Hasta hace nada era sólo un proyecto, pero ahora empieza a ser una realidad cercana, porque el Consello de la Xunta anunciaba el pasado jueves que ha dado el visto bueno a la inversión de 4,5 millones de euros para la construcción del edificio que albergue el Campus da Auga, que se ubicará en el campus universitario, al lado del edificio de Empresariales y Derecho. La construcción de este edificio y sus dotaciones correspondientes supone un salto cualitativo para Ourense en su intento de ser pionera en termalismo. 

Eso no quiere decir que hasta ahora no se hayan hecho investigaciones sobre el tema, pero que todo se ordene en un ámbito universitario, se proyecte adecuadamente y se visualice en el exterior le da todo un plus de excelencia. Dicen que Ourense es la segunda ciudad europea en potencial termal, después de Bucarest, así que ya que la naturaleza nos ha regalado As Burgas, el río Miño, las termas de A Chavesqueira, Outariz y O Tinteiro y los ourensanos (incluidos los romanos que dejaron aquí descendencia) hemos construido los recintos, los paseos fluviales y el puente, bien está que ahora se ponga en marcha el Campus da Auga, y ya de paso, si fuésemos capaces de una vez por todas de utilizar y poner en explotación el edificio de la vieja cárcel para crear un centro hotelero con su spa y sus baños medicinales, y hasta un museo histórico y virtual, habríamos cerrado el círculo del desarrollo termal en nuestra ciudad. En fin, todo se andará, pero de momento la puesta en marcha del Campus da Auga es una noticia relevante en la historia de Ourense.

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