Opinión

La mariposa y la educación

Hace unos días se emitió el informe PISA sobre el estado de la educación en España referido a nuestros estudiantes, no a la urbanidad de los ciudadanos, que ese es otro cantar. En dicho informe poco menos que nos dicen que somos los últimos en casi todo. Tal vez esta situación se deba a que durante bastantes años se pensó que el esfuerzo no es necesario y que las cosas se aprenden casi porque sí, como cuando anuncian un curso de inglés y nos dicen que se aprende este idioma sin esfuerzo, ¡seguro!

Y dirán ustedes, ¿y dónde encaja la mariposa en esto de la educación? Pues verán, cuentan que un día un hombre se encontró un capullo de mariposa en el que había un pequeño orificio por el que trataba de salir el insecto, sin lograrlo. Apiadado el hombre, abrió el agujero para ayudarla a salir. Pero ocurrió que cuando la mariposa salió no fue capaz de abrir las alas y volar y así se quedó el resto de su vida, con las alas encogidas, ¡nunca pudo volar! La moraleja de este cuento es que el hombre no comprendió que el esfuerzo para salir del capullo es el peaje que la naturaleza le pone a la mariposa para poder volar, de tal manera que sin ese previo esfuerzo se frustra esa capacidad.

El encaje entre la mariposa y los estudiantes está en que ambos tienen que luchar para poder volar, ya sea por el campo o por la vida. Pero el sólo esfuerzo no es suficiente y es necesario algo más para sacarle al esfuerzo el máximo rendimiento, ¡la inteligencia! Con esto no me refiero a que unos estudiantes sean más listos que otros, sino a que se use la inteligencia para crear un plan de estudios que permita optimizar el esfuerzo. Viendo el plan de estudios de nuestros estudiantes, uno se pregunta si no estarán haciendo un gran esfuerzo con un resultado mínimo y que tal vez la culpa no sea suya, sino del sinsentido que supone estudiar tropecientas asignaturas, en vez de estudiar cuatro básicas (pongamos matemáticas, lengua, inglés y gallego o las que ustedes quieran) y otras cuatro más llevaderas.

Y esto se ha de hacer sin esperar a que vengan de fuera a examinarnos, como si en España no pudiésemos hacerlo por nosotros mismos y adoptar las decisiones pertinentes para corregir la situación y sin necesidad de hacer seguidismo. En fin, que se debe diseñar un sistema en el que se combine el esfuerzo que se ha de exigir al estudiante con un sistema educativo inteligente diseñado por los educadores. Los dos cosas son necesarias, el esfuerzo de los estudiantes y la inteligencia de los educadores. Prueba de que ambas son necesarias es que a la mariposa la naturaleza, de forma inteligente, no le ahorra el esfuerzo de salir del capullo, pero también le garantiza que cuando lo supere volará, o sea, que su esfuerzo tendrá el máximo rendimiento. Aprendamos de la naturaleza.

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