Opinión

Los misterios del universo

Amí esto del universo siempre me ha parecido la mayor obra de arte no creada por el hombre que podemos contemplar, y supone además un extraordinario reto intelectual para el ser humano. Estos días se ha publicado que un observatorio astrofísico del polo sur de la Tierra ha descubierto las ondas gravitacionales producidas hace unos 13.800 millones de años por el Big Bang, apenas unos instantes después de la gran explosión; lo cual, al parecer, confirmaría la última hipótesis de la teoría de la relatividad de Einstein. Yo les confieso que de física no entiendo nada, pero me da la impresión de que esto sería el equivalente a descubrir ahora en el mar un suave oleaje que derivaría de un gran maremoto que se supone ocurrió hace miles de millones de años y que probaría que el maremoto existió, dicho con todas las salvedades.

Pero con todo, hace ya algunos años, lo que me pareció más misterioso fue leer en un libro de paleontología que era posible ver el pasado del universo, lo que inmediatamente me puso en guardia para aclarar la comprensible duda, “¿ver el pasado?”, “¿cómo es esto posible?”, y claro, ya no deje el libro hasta leer la explicación que, a grandes rasgos, era la siguiente. Las estrellas que esta misma noche podemos ver en el firmamento es seguro que ya no son como las vemos e incluso es posible que ya no existan; ¿por qué?, pues porque, según se decía en el libro, la imagen de las estrellas la transporta la luz y esa luz salió de las mismas hace miles de millones de años y ha llegado a la Tierra ahora, después de recorrer distancias siderales, por lo que su luz tal vez sólo sea los restos de unas estrellas que ya no existen porque se han apagado. Pero su imagen sigue siendo visible miles o millones de años después, lo cual supone que esta noche no estamos viendo el “presente de las estrellas” sino su pasado muy remoto. Vaya lío, como verán los misterios del universo casi siguen siéndolo aunque seamos capaces de explicarlos.

Prueba de ello es que aunque descubramos indicios y hasta pruebas reales de la existencia de la gran explosión llamada Big Bang, la que se dice que creó el universo, seguiremos preguntándonos de donde salió el Big Bang, quién puso la “mecha” para que aquello explosionase, qué fue lo que explotó, por qué se extendió a través de un espacio que todavía no existía, etcétera. Estas preguntas sin respuesta tal vez nos hagan pensar, con bastante fundamento, que después de cada descubrimiento o siguen existiendo las mismas o surgen otras nuevas también sin respuesta.

Recuerdo que vi en el cine una película en la que un científico de la Francia posrrevolucionaria que discutía con un fraile sobre las leyes del universo afirmaba, muy seguro, que esas leyes eran lo único que existía y que fuera de ellas nada existía, a lo que el fraile, con un gran sentido racional le contestó, no es cita textual: “Sí, amigo mío, pero el problema está en que cuando la ciencia sea capaz de descubrir y entender todas las leyes matemáticas, físicas y químicas del universo, lo que tal vez ocurrirá dentro de miles de años, tendrá entonces que descubrir qué mente privilegiada fue capaz de crear esas leyes que a la mente humana le ha costado tanto descubrir y entender”. En fin, que la cosa continúa, y cuanto más descubrimos del universo, más grande y extraordinario se hace su misterio y, ya de paso, el de la existencia del hombre hecho de átomos de estrellas que a lo mejor vemos esta noche pero que ya no existen. Un verdadero misterio.

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