Opinión

Ourense, la Finlandia del sur

Que Ourense está en declive es un hecho notorio que no necesita prueba. Salvo casos contados y muy meritorios, aquí ni se instalan, ni parece que lo vayan a hacer, grandes industrias. Ante esta situación tenemos dos opciones, esperar a que nos lo solucionen los de fuera o ponernos manos a la obra y crear nuestra industria. Sin duda esta última parece la solución más aconsejable. 
Lo primero que deberíamos hacer los ourensanos es mirar a nuestro alrededor y ver lo que tenemos y de que no disponemos en esta provincia. No tenemos mar ni puerto ni aeropuerto, la ganadería es mínima o deficitaria y la construcción está en crisis. Lo que sí tenemos en abundancia son montes dejados, en muchos casos, de la mano de Dios, de los que sólo parece que nos acordamos cuando arden en el verano. La experiencia demuestra que las obras se inician por los cimientos y los montes de Ourense son los nuestros. Lo son porque literalmente son nuestro suelo, pero también, y fundamentalmente, porque son nuestra riqueza natural.

Esta riqueza no existe en Castilla y León o en Castilla-La Mancha, por poner dos ejemplos. Sí existe en Finlandia, donde aproximadamente un 75% de su superficie son bosques, su explotación representa alrededor del 20% de sus exportaciones y crea sobre un 16% del total de su empleo industrial. Finlandia ha sabido obtener riqueza de sus montes, no sólo explotándolos para la industria maderera, sino también invirtiendo en investigación, desarrollo y comercialización de maquinaria forestal, en plantas de bioenergía, en diseño de muebles y en un sinfín de posibilidades. Los finlandeses han buscado dentro de su tierra qué opciones industriales les ofrece y las han encontrado y explotado eficazmente. Así que me pregunto, ¿Ourense no tiene tantas o más posibilidades que Finlandia?, ¿no podríamos hacer de Ourense la Finlandia del sur? Montes no nos faltan, aunque cerca del 50% son improductivos, ¡que desperdicio!

Lo que hace falta es una concienciación social de nuestras posibilidades y un liderazgo, político y económico. Político para la creación de la normativa adecuada que permita llevar adelante el proyecto. Es cierto que la Ley de Montes de Galicia 7/2012 prevé algunas posibilidades interesantes como la concentración parcelaria en terrenos forestales, lo cual es un buen punto de partida. Pero sin duda lo fundamental es obtener para Ourense un plan económico a desarrollar en varios años, que incluya dotaciones presupuestarias para subvencionar la creación de comunidades de explotación y gestión (no tienen porque afectar a la propiedad), una primera preparación del suelo y plantación forestal a fondo perdido (esto sería una importante discriminación positiva), apoyo técnico y logístico, brigadas de conservación del monte, etc. Y por supuesto obligaciones para los propietarios, entre ellas las de mantener la explotación durante una serie de años y dedicar una parte de los beneficios a mantenimiento y mejora del bosque (en este sentido algo ya se establece en el Decreto 23/2016, de 25 de febrero de la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia).

Ya sé que esto exige partidas presupuestarias en varios ejercicios económicos y años de trabajo, pero también los exigió construir la autovía de A Costa da Morte y el puerto exterior de A Coruña para reparar los daños del “Prestige”. Solo nos ocuparemos del monte, en Ourense y en Galicia, si éste crea riqueza y de paso ayuda a combatir el cambio climático. Una cosa es clara, para hacer de Ourense la Finlandia del Sur hará falta que Ourense tenga capacidad de influir en los próximos presupuestos autonómicos. 
 

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