El mes pasado la NASA publicó una imagen de la Tierra vista desde Saturno que fue captada por la sonda Cassini el día 19 de julio a una distancia de 1.440 millones de kilómetros. Es evidente lo difícil que ha tenido que ser obtener la misma, entre otras cosas porque el Sol tenía que estar detrás de Saturno y de la sonda, y la Tierra delante. Con todo, lo que realmente es llamativo, es observar algo que ya sabíamos, y es que en distancias interplanetarias no somos más que un diminuto punto que en la foto hay que señalar con una flecha porque se corre el riesgo de que el observador lo confunda con una mota de polvo. Si esta es la imagen de la Tierra desde Saturno, se puede uno imaginar que desde Urano o Plutón probablemente la Tierra no se ve a simple vista, y que desde distancias intersiderales no se observa ninguno de los planetas de nuestro sistema solar.
Siempre he creído que los avances de la ciencia terminan en disquisiciones filosóficas, y en este caso no podía ser menos, aunque evidentemente estas líneas no aspiran a semejante rigor. Esta 'inmensa pequeñez' de la Tierra mueve a pensar qué razón de ser tiene la existencia de la vida aquí, en este lugar que apenas se ve en cuanto salimos al planeta de al lado. La cuestión no creo que tenga explicación posible, salvo la religiosa o que la vida no es más que un accidente. En cualquier caso, la vida, haya sido creada o no, es algo extraordinario, sobre todo si existe en un planeta tan diminuto. Por eso tiene poco sentido lo que hacemos los seres humanos. Siendo tan vulnerables y tan poca cosa, resulta incomprensible que permitamos que millones de personas se mueran de hambre, que estemos cambiando el clima y poniendo en peligro la propia supervivencia de la vida y que la compliquemos con líos creados por nosotros mismos. Porque si la Tierra apenas es algo más que nada en el universo, ¿qué es la prima de riesgo?, ¿qué es el mercado global?, ¿qué es la riqueza?, ¿qué es ganar una liga de fútbol o un partido de tenis?, ¿qué es un rascacielos? Ni esa prima, ni el mercado, ni la riqueza, ni nada creado por los humanos se pueden ver desde Saturno, y sin embargo hay que ver lo que nos complican.
Deberíamos ordenar nuestros objetivos en función de lo pequeño que es nuestro planeta y de lo efímera que es la vida de cada uno y la de la humanidad en general, que no es más que un abrir y cerrar de ojos (probablemente menos) si se cuenta el tiempo transcurrido desde que se produjo el Big Bang y el universo se creó o apareció.
Lo dicho, la Tierra no es más que una diminuta mota de polvo en el universo que apenas se ve desde Saturno, pero la polvareda y el ruido que hacemos los humanos yo creo que sí se ven y se oyen, porque estos sí que deben ser únicos e inexplicables en el Universo. Si una civilización extraterrestre de la galaxia de Andrómeda, la que está al lado de la Vía Láctea, observara desde su planeta la vida en la Tierra seguro que dirían: ¡Vaya líos que arman los vecinos de la Tierra, habrá que buscar otros más tranquilos! No cabe duda, cuando uno se aleja un poco de la vorágine de cada día las cosas se ven en su justo tamaño. En el fondo, observar, comprender y asumir la pequeñez de la Tierra vista desde Saturno nos debería convencer de que todo es vanidad de vanidades.
