Opinión

Entre todos la mataron y ella sola se murió

La palabra demagogia es griega y en realidad no necesita traducción al castellano porque se escribe de la misma forma, aunque con caracteres griegos. Si quieren verla escrita en ese idioma lo pueden hacer en un traductor de internet o en el diccionario de la RAE. Los primeros que empezaron a hablar de demagogia fueron Sócrates y Aristóteles, que la consideraban indisolublemente unida a la democracia, otra palabra inventada por los antiguos helenos. Estos filósofos explicaban que podía tener un lado bueno y otro malo. Era buena cuando el demagogo trataba de guiar al pueblo con el mejor de los propósitos y era mala cuando éste solo buscaba engañar al pueblo para obtener un beneficio personal. 

Actualmente la palabra demagogia solo tiene un sentido peyorativo, el de halago del pueblo para hacerlo instrumento de la propia ambición política, utilizando falacias o argumentos aparentemente válidos y que sin embargo son simplistas e inválidos. Lamentablemente, en Europa la demagogia, de extrema izquierda y de extrema derecha, está creciendo como la espuma. En Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen puede llegar a ganar las elecciones con un programa basado en la xenofobia, la salida del euro y la eliminación del tratado de Schengen; en otras palabras, fuera los emigrantes y si los españoles queremos ir a Portugal –o a Francia- tendremos que pasar la alfandega –o la douane - y comprar escudos o francos y, al volver, cambiarlos por pesetas. O sea que si haces un viaje por Centroeuropa, volveremos a lo que ocurría hace unos 30 años, es decir nos pasaremos el día entrando y saliendo de las aduanas y cambiando monedas, y al final ya casi no sabremos el dinero que tenemos y de que país es. Pues el Frente Nacional francés, con ese programa, sube como la espuma. 

Del caso de Syriza qué les voy a decir, si un extraterrestre llegase a la Tierra en plena campaña electoral griega y oye a Alexis Tsipras, lo que pensaría es, ¡pobres griegos!, ¡qué malvados los alemanes, los españoles, los italianos, los franceses…! Porque de entonar el “mea culpa” nada de nada. Los griegos llegaron a donde llegaron hace unos años, es decir a la quiebra e insolvencia total de su estado, por arte de magia, al parecer ellos no tuvieron culpa alguna. Que tenían un fraude tributario masivo, ¡menudencias!; que el fraude en el gasto era impresentable, ¡tonterías!; que engañaron a la UE presentando cuentas falsas para entrar en el euro, ¡pelillos a la mar! La demagogia está en callar sobre estos hechos y decir que la culpa es de los europeos que les prestamos 240.000 millones de euros. En fin, por algo en Grecia se inventó el término demagogia. 

Aquí en España también hay demagogia para dar y tomar, y no voy a hablar de Podemos, no, el tema ya está muy manido. Aquí hay otros grandes demagogos, los partidos catalanes que le cuentan al pueblo que si consiguen la independencia inmediatamente vivirán en un mundo feliz y sin problemas. La verdad es que da pena ver como crece la demagogia. ¿Se imaginan una Europa en la que Francia esté gobernada por el Frente Nacional, Grecia por Syriza y España por Podemos? Si unos piden el fin del euro y el establecimiento de fronteras internas y los otros no pagan la deuda, a la Unión Europea y al euro le quedaría un telediario para desaparecer. La Comunidad Europea fue una idea, un proyecto y la obra de dos ideologías, una la democracia cristiana y otra la socialdemocracia. Ambas se pusieron de acuerdo y llegaron a identificar un interés común, basado en la moderación y en la realidad, y que al final fructificó en la actual Unión y en un período de paz y prosperidad de unos 70 años, lo que nunca antes se había logrado. Si la demagogia sigue creciendo y llega al poder, tal vez acabemos tirando por la borda lo que fue y es un auténtico logro. Esperemos que no se cumpla el refrán: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.

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