Opinión

Tribunales 2 - Urbanismo ourensano 0

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha dictado sentencia anulando la ordenación urbanística provisional que fue aprobada por la Xunta de Galicia para Ourense por Decreto de 29 de septiembre de 2011. Es esta la segunda vez que los tribunales anulan, en poco tiempo, las normas urbanísticas de Ourense. La primera se produjo en marzo de 2011 cuando el Tribunal Supremo confirmó la nulidad del Plan General de Ordenación Municipal de Ourense del año 2003 porque faltaba un informe sectorial sobre redes de telecomunicaciones. Ahora el TSXG anula la normativa del año 2011 porque la misma no fue objeto de exposición pública (sí se publicó en el Diario Oficial de Galicia). Es probable que esta última sentencia sea recurrida en casación ante el Supremo, lo que conllevará que la normativa siga en vigor hasta que haya una sentencia definitiva.

Aunque es cierto que la anulación por los tribunales de los planes de ordenación municipal es ahora relativamente frecuente (véase el caso de Vigo o de Marbella, por poner dos ejemplos relevantes), ello no resta gravedad a lo que ocurre en Ourense, porque la anulación de dos normas urbanísticas crea inseguridad jurídica, retrae inversiones e impide aprobar un modelo de ciudad. El Concello de Ourense está inmerso, desde hace unos años, en la redacción de un nuevo plan, que no acaba de aprobarse porque no hay acuerdo político, lo cual es un fracaso económico y social. Con todo, el Parlamento de Galicia aprobó la Ley 3/2016 de 1 de marzo que asegura la viabilidad de los proyectos públicos de urgencia o de excepcional interés y permite hacer las grandes infraestructuras.

Lo que parece claro es que el sistema legal urbanístico actual crea muchos problemas por su grado de exigencia a nivel municipal (hay que cumplir muchos trámites y obtener innumerables informes sectoriales que se demoran en el tiempo). A la vista de las nefastas consecuencias derivadas de esta rigidez deberíamos plantearnos la aprobación de un sistema legal diferente. Tal vez la solución sería hacer un urbanismo como el de Alemania, en donde existen distintos niveles de planeamiento como en España pero con menor grado de detalle, lo que hace mucho más fácil la elaboración de un Plan Municipal y se consigue una mayor flexibilidad. Además, los germanos no tienen un sistema de clasificación del suelo rígido como el español, sino que simplemente zonifican el suelo por usos globales. El nivel de máxima exigencia alemán se sitúa no en el planeamiento municipal general, sino en su planeamiento de desarrollo (planes parciales…), de tal forma que al ser el área más pequeña es mucho más fácil hacer estudios sectoriales. En una ciudad como Madrid se puede hacer un estudio del impacto medio ambiental de una zona urbanizable concreta, pero pretender hacerlo de todo el municipio madrileño es muy poco realista y su resultado no tendrá una base científica creíble.

En el futuro, para evitar situaciones como la de Ourense, deberíamos avanzar hacia una simplificación y clarificación del sistema urbanístico municipal general y una mayor exigencia en su planeamiento de desarrollo, de tal manera que se pueda anular un Plan Parcial pero no todo el Plan General de Ordenación Municipal. Evitaríamos muchos problemas.

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