Opinión

Lo peor de esta pandemia

La suma gravedad de la situación actual posee ingredientes difíciles de justificar. Actitudes, intervenciones que producen sonrojo y revelan la nula categoría de muchos de nuestros políticos. Cuando son miles las familias que sufren la muerte de seres queridos y además con unas dolorosísimas separaciones sin poder acompañarlos en los últimos momentos, envueltos muchos de ellos en sacos de plástico, sin poder ofrecer un beso a los seres queridos, es muy triste.

Pues bien, a mí me duelen varias cosas. Apenas se han visto ni en Ifema ni en otros tanatorios y hospitales el verdadero número de ataúdes que esperemos corresponda cada uno al difunto que va dentro. Pero me duele que se aplaudan las cifras cuando van bajando los difuntos. Muy triste porque a cada uno le duelen los suyos y nunca es momento para aplausos porque personalmente me da lo mismo que sea uno el muerto como que sean miles. Cada uno es una persona y por ella es necesario la cercanía a sus familiares sin importar el número. Sobran los aplausos. 

Como parecen esperpénticas las filas de personal sanitario aplaudiendo a los que van curándose y saliendo de las UCI o simplemente de cada hospital. Muy bien los que se han curado, gracias fundamentalmente a la clase del personal que les han cuidado. Pero salieron unos pocos vivos ¿y los que murieron? ¿Y el dolor de sus familias acrecentado por los aplausos que eran para otros? Es una cruda realidad. Salieron más ataúdes que personas sanas y esto debiera tenerlo en cuenta la sociedad. Nunca se han ofrecido las muestras de esos ataúdes que de manera casi “clandestina” abandonaron sus “calvarios”. Esta situación creo que es suficientemente grave.

Pero tan grave o más es la insensibilidad que demuestran algunos tratando de hacer política en estos momentos. Es el momento de la unión y nunca de amenazas ni de sacar a colación discusiones fuera del momento. “O dicen sí, o tiramos la legislatura”. Increíble amenaza como la frase de aquellas (ya fue más de una) que decían que venía bien la pandemia para liberarse de los viejos que son una carga. ¡Nunca he oído en mi vida esta frase y otras similares!

Muy triste contemplar las intervenciones parlamentarias, a mi modo de ver fuera de lugar sin excepción, con claudicaciones o compra de votos con tal de sacar adelante discutibles propuestas. Es el momento de las personas sensatas, de la unión, del diálogo y nunca de improperios o intervenciones políticas. A ver si se entera el personal que primero es la salud, la vida y la comida para los ciudadanos que están pasando hambre, y dejar para otro momento esos desencuentros tan faltos de sentido. Primero, la vida, la salud, y por ello se requiere una denodada lucha en común prescindiendo de ideologías políticas. Pero da la impresión de que algunos quieren aprovechar la situación para sacar adelante sus programas. Incluso los catalanes con la independencia.

Todos juntos con el rey a la cabeza que, dicho sea de paso, da la impresión de que se le ningunea de manera grave. Son más de 150 actos que ha tenido Felipe VI con motivo de la pandemia pero siguen algunos presumiendo de su republicanismo para prescindir del prestigio del jefe del Estado. Algunos medios de comunicación lo están postergando porque sacan a colación que en su programa está la Republica. ¿Es ahora el momento de centrarse en este tema? En el fondo estamos asistiendo a un momento penoso en el que brilla por su ausencia el prestigio y los valores de algunos parlamentarios.

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