Qué pasa con Atención Primaria? Las respuestas son variopintas. Que si es una especialidad fallida, que si le falta relato, que si es un modelo agotado. En lo que parece que estamos de acuerdo es que la situación es o debería ser mejorable, por lo que los trabajadores necesitamos tomar parte, implicarnos y sentir la inquietud y la ilusión de pelear por la profesión y el lugar que ocupamos en la sociedad, que sufre más cada día y necesita de un colectivo accesible, universal y amable.
La Atención Primaria no es un ente, ni ocupa un espacio reducido de la asistencia sanitaria. Es una especialidad amplia, multidisciplinar y multicultural, en un contexto de necesidades que plantean retos técnicos, éticos y de comunicación, y no es difícil que se produzca un desequilibrio entre necesidades y recursos. Necesitamos un análisis sosegado de una especialidad con varios ámbitos de actuación, una medicina basada en el paciente, en las familias y el entorno psicosocial donde practicar, ejercer o desarrollar una buena educación sanitaria, sin olvidar la necesidad de un uso adecuado de los recursos.
Tenemos deberes asistenciales, formativos, investigadores y gran responsabilidad en la formación de nuevos profesionales, pero, de seguir así, ¿qué legado les vamos a dejar? No podemos dejarlos a la deriva creando plataformas, deben trabajar, investigar y continuar formándose. Profesionales, ciudadanos y gestores debemos reflexionar, hacer un ejercicio de autoestima personal y colectiva, cohesionarnos y ser solidarios. No olvidemos que la protesta razonada seguida de proyectos de mejora es un ejercicio de responsabilidad, un deber moral.
