El trabajo duro y la perseverancia siempre da resultados". Esa frase, que escuché hasta la extenuación en una época en la que hice amistad con un jugador de baloncesto al que no le iban las cosas demasiado bien y que ahora triunfa en Alemania, parece hecha a medida para el Pabellón.
Después de una temporada en la que siempre parecía haber un sótano más al que caer, el grupo humano que forma al equipo ourensano parece asomar la cabeza para revertir una situación complicada, casi imposible de aguantar.
Por eso, esta victoria lejos de ser un mero número en una clasificación deportiva, debe ser el de la eliminación de un peso que arrastraban todos y cada uno sobre su espalda, un lastre que impedía a todos rendir como se esperaba a inicio de campaña.
Sin embargo, todo esto no tendrá sentido si no hay continuidad en forma de victorias.Este fin de semana el Pabellón se juega la vida y sería realmente triste e incluso doloroso ver la misma entrada del resto de la temporada.
El lunes pasado, en la prórroga de Telemiño, el entrenador del
equipo, Benjamín Rodríguez hacía una excelente reflexión: "Si en el importantísimo partido del COB ante el Breogán del pasado viernes hubo 5.000 espectadores ¿Por qué no podrían juntarse 500 o 750 en Os Remedios para dar ese empujón definitivo a las chicas?
Esta jornada el Pabellón necesita a la ciudad de Ourense y no hay excusa, el partido es importante y las alternativas deportivas son escasas a esa hora. Una hora y media de juego para conocer si hay vida o el destino e ideario de mi amigo eran incorrectos, un partido para seguir creyendo en la salvación.
