Puede sonar a chiste pero no lo es. Otra vez, cuando queda más de la mitad del campeonato (11 de 19 citas sin contar la última que puntúa doble), Ferrari ha vuelto a decir que ya está pensando en el coche de la temporada que viene. Un año más a la basura.
Ciertos sectores ferraristas, especialmente en el bando de los seguidores más románticos, lo ven con buenos ojos pero sin duda es otra bofetada para el sector que vive en el realismo, el de los resultados.
En ese mar de lágrimas permanente que es Maranello desde hace años, sus pilotos viven tragando sapos y culebras para no contar las verdades de un equipo que no aspira a nada más que a rebañar un podio de vez en cuando. Solo Alonso salió a la palestra en una ocasión quejándose abiertamente y Montezemolo le dio una sonora colleja pública en forma de comunicado hablando de equipo y familia.
Ferrari siempre ha sido un equipo complicado, Prost se fue a la calle por una comparación con un camión pero es hora de poner las cartas sobre la mesa y decidir de una vez que pasa en Italia.
