Algo debemos estar haciendo mal cuando en pleno mes de diciembre la gente anda en camiseta y no dejan de aparecer calamares gigantes en la cornisa cantábrica.
Cambio climático le llaman. Quizá por eso el Pazo registró la que fue la peor entrada de la temporada. O eso o que era miércoles lectivo y laborable, grande la FEB una vez más, demostrando que vive en un mundo paralelo en el que la selección es lo importante.
No sé si contagiados por los efectos de los cambios en las mareas y las lunas, los jugadores del COB involucionaron de forma alarmante ante un Huesca predecible.
En la despedida de Agbelese y los homenajes al retornado por un día Cristian Díaz, el partido se convirtió en una sucesión de errores que por suerte y al contrario de muchos de los bosques talados y erradicados de nuestro planeta, sí tiene remedio, hay cimientos.
No hay tiempo para lamerse las heridas. El domingo, en plena sesión 'vermú' y tras un fin de semana de cenas navideñas llega el Palencia, el nuevo coco de la Adecco Oro. Dos días para pensar y reflexionar, dos días para volver a ser el COB que tanto gusta.
