Opinión

El comienzo de un nuevo año

En el nuevo año que ya ha comenzado a caminar, entre otras efemérides destacadas, se cumplirán quinientos años de la llegada a Sanlúcar de Barrameda de Juan Sebastián Elcano, tras dar la primera vuelta al mundo a bordo de la nave Victoria, con 18 marinos exhaustos de los 239 que habían zarpado. En sus propias palabras “flacos como jamás hombres estuvieron”, después de tres años de sufrida navegación. También se cumplirán quinientos años del fallecimiento del autor de la primera gramática castellana, Antonio de Nebrija y cuatrocientos años del nacimiento de Molière, el padre de la comedia francesa. Más recientes son los veinte años, de vida del euro, quien lo diría.

En nuestra ciudad, también hace quinientos años, en 1522, se erigió una ermita dedicada a la Virgen de los Remedios por encargo de Francisco Méndez Montoto,​ empleando para ello parte de su capital y la fortuna dejada por un ajusticiado. Lo hizo en un campo anteriormente conocido como Campo de la Verdad y en aquel entonces denominado Soto del Rey, el actual Campo de los Remedios, cuya sombra se proyecta sobre el puente romano. El objetivo, al parecer, era evitar los duelos y luchas que se producían en esa zona con derramamiento de sangre, hecho que le valió también el nombre de Campo del Desafío. Con la construcción de la ermita se trataba que el terreno fuese respetado y cesasen las malas prácticas que allí se realizaban. Van a cumplirse 12 años que se produjo el incendio -¡como pasa el tiempo!- que destruyó la práctica totalidad del mobiliario que albergaba en su interior. Inicialmente se pensó que la talla de la Virgen era la imagen auténtica, del siglo xvi, si bien el Obispado de Ourense aclaró que la talla original se hallaba en el Santuario de los Milagros, afirmando que la ubicada en la capilla, que resultó destruida en el siniestro, era una copia del siglo XIX. En 1584, Alonso Méndez Montoto, hijo de Francisco, destinó 4.000 ducados para derribar la capilla y reconstruirla para dotarla de mayores dimensiones, hay quien afirma que el añadido consistió en la fachada de medio punto. ​En  la antigua calle de la Obra, hoy calle de Lepanto, a tiro de piedra de la Catedral, se ubica un edificio llamado Casa de los Méndez Montoto. Hoy es la sede del Museo Municipal de Ourense. El palacio de tres plantas y de estilo sobrio, con balconada, fue mandado construir en el año 1522 por el mismo Francisco Méndez Montoto. Tiene tres escudos heráldicos en su fachada similares a los de la Capilla de los Remedios.

Volviendo a Juan Sebastián Elcano, orgulloso de su gesta, quiso continuar hasta Sevilla, de donde había partido, prolongando dos días más la travesía por el Guadalquivir. Todavía en Sanlúcar de Barrameda, escribió orgulloso una carta a Carlos V para dar aviso de su regreso, en la que describe brevemente lo sucedido. Tuve la ocasión de poder verla en la exposición del Archivo General de Indias de Sevilla hace dos años. En ella resalta de entre todos sus logros el que considera más importante: “Mas sabrá su Alta Majestad lo que en más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente”. Es un reconocimiento al espíritu explorador de la humanidad con la gran paradoja que todavía hoy no ha sabido encontrarse a sí misma. En palabras de Molière: “De todas las locuras no hay nada más grande que querer hacer del mundo un lugar mejor”. Quizá la palabra hasta la fecha no haya conseguido el entendimiento entre los pueblos por aquello que el mejor que sabía emplearla, Antonio de Nebrija decía: “Siempre la lengua fue compañera del imperio”. Y lo decía hace cinco siglos, como las cinco estrellas del escudo de la casa de los Méndez Montoto, o los cinco dedos de la mano que deberían estrechar todas las naciones. Dejémoslo en un sueño iluso para este nuevo año, en el que también se cumplen 185 años del nacimiento de nuestra Rosalía de Castro que con su sabiduría nos hace volar: “No importa que los sueños sean mentira, ya que al cabo es verdad que es venturoso el que soñando muere, infeliz el que vive sin soñar”. Feliz año.

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