Opinión

Arquitectura de palabras y de formas

Springfield, capital del estado de Illinois, mereció una breve excursión un fin de semana. Abraham Lincoln ejerció como abogado y como político en la Asamblea Nacional. Un modesto museo inmortaliza su memoria. Vivió desde 1837 hasta su viaje a Washington como presidente, en 1861. Una serie de atracciones turísticas están asociadas con la presencia del insigne Presidente. Su discurso de despedida, ya presidente electo, camino de Washington, es una pieza clásica de oratoria política. Y en la misma ciudad inició Barack Obama su carrera como representante del estado de Illinois, dando el salto a Washington como senador, y años después convertido en presidente. Asentada en una gran llanura, Springfield es sostenida y gobernada por una numerosa burocracia gubernamental. Carece de un centro residencial. Ciudades inhóspitas, sin alma, sin apenas peatones. Sin cafés, ni terrazas, ni plazoletas arboladas, ni fuentes, ni áreas infantiles con sus columpios o asientos para el grato descanso bajo la sombra de la esbelta arboleda. Ciudades para llegar, aparcar, patear los amplios centros comerciales, regresar al automóvil y volver al suburbio donde se reside.

Se impone la rigidez de los edificios estatales, cuadrados, de hormigón gris, funcionales. Pero mereció la pena seguir el tour por los varios edificios gubernamentales: Corte Suprema, Asamblea, cabaña de John Kelly, construida en 1821, y considerada como el primer asentamiento urbano. La arquitectura de la casa Dana-Thomas, construida por el gran arquitecto Frank Lloyd Wright que, años más tarde, llevaría a cabo a las orillas del río Chicago —cruza la ciudad del mismo nombre—, fue un hito de formas únicas. Una arquitectura de ensueño. Deslumbrante. Rompió con la tradicional arquitectura victoriana. Usando una atmósfera natural y orgánica, reflejó los nuevos cambios políticos del país, convirtiéndose en el «arquitecto de la democracia»: monumentos y a la vez metáforas de formas de un nuevo paisaje social. Ese gran diseño de palabras que es la literatura, lo es del mismo modo la arquitectura. Es este caso, sinuosas metáforas de formas. Simetrías que semejan la ductilidad de un ser vivo. O versiones idealizadas de la naturaleza ágil, en movimiento.

Es difícil perderse en esta ciudad cruzada por calles paralelas y verticales; unas numeradas, otras por conocidos presidentes o personas notables del estado o de famosas instituciones académicas. Harvard Street una de ellas. La ciudad tomó el nombre de su gemela, situada en el estado de Massachusetts, conocida por su vibrante industria de armamento. Un buen número de pueblos y ciudades del Medio-Oeste americano fueron erigidos con los nombres de poblaciones situadas en la zona Este. Lexington, la capital del estado de Kentucky tomó el nombre de su homónima ciudad al Sue de Boston, y el mismo nombre, como el de Springfield, se repite en un gran número de poblaciones norteamericanas.

Ya de vuelta Decatur, conocida como la capital del mundo en la producción de soja, es una típica ciudad del Medio Oeste americano, al lado del lago del mismo nombre. Entre sus instituciones académicas Millikin University, de origen y orientación presbiteriana. Uno de sus anuncios clama ser el orgullo de la pradera (The Pride of the Praire), aunque el más celebrado es el ser la capital de la soja. Asocié la visita a Decatur con la novela Main Street: The Story of Carol Kennicott, de Sinclair Lewis, que vio la luz en 1920, y que leí entusiasmado, allá por los años cincuenta. Describe los estereotipos del americano del Medio Oeste, sumido en una pequeña ciudad, cuyo centro único es la calle que la atraviesa: Main Street.

Todo y nada sucede en estas calles que dividen y fragmentan las pequeñas ciudades de acuerdo con los puntos cardinales: North Main Street, o su opuesto: South Main Street.

La zona Norte suele ser la adinerada, con suntuosas casas, cercas blancas, de madera, espacios abiertos, césped siempre retocado. Por el contrario, la zona Sur denota pobreza, casas humildes, de una sola planta, pintura escachada, frágiles. En ella se acumulan la población de escaso poder social y económico. Forman guetos con frágil seguridad vial. El famoso gueto del Sur de los Ángeles se alzó en llamas hace pocos años. Y famosas fueron las recientes manifestaciones en el Sur de Saint Luis, y no tanto en Chicago, como en el barrio neoyorkino del Bronx. La zona Sur de Boston es refugio de violentas bandas armadas. El Norte es próspero; el Sur inquietante. 
Calles aburridas, sumidas en el tráfico lento y rutinario; aceras mínimas, y un aire de quietud que desvanece el gran día de Independence Day.  
(Parada de Sil) 

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