Opinión

Aberri Eguna, sin novedad

De nuevo los medios de comunicación próximos al PSOE vuelven a felicitarse de que en la celebración del llamado Día de la Patria Vasca (Aberri Eguna) ni el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ni el propio Ibarretxe, mencionaron el referéndum que el segundo viene anunciando para el mes de octubre, como parte de la hoja que se corresponde con su famoso plan soberanista, presentado ante el Parlamento de Vitoria en septiembre de 2007. Es verdad. Ni uno ni otro se refirió a la ’consulta’ ni al plan Ibarretxe bis. Pero uno y otro hablaron indistintamente del pueblo vasco’ como ’sujeto político’, el ’derecho a decidir’, la solución al ’contencioso vasco, lograr para Euskadi ’la más alta cota de soberanía’, de la convivencia en paz ’entre vascos y españoles’, la ’singularidad nacional de Euskadi’, un ’nuevo marco político-jurídico’ o la personalidad de un pueblo vasco que ’jamás se diluirá en el pueblo español’ (esta última soflama, dedicada a Sabino Arana, fue una exclusiva del lehendakari).


Todo lo cual significa que, aunque de momento el PNV parece haber aplazado la hoja de ruta de Ibarretxe (Urkullu y el lehendakari insisten en que la cuestión de los plazos es negociable) todo ese discurso confirma que el PNV sigue alejado del hábitat de la cordura. Ese milagro no lo ha hecho posible el batacazo en las urnas del 9-M ni la oportunidad de convertirse con sus seis escaños en costalero parlamentario de Zapatero.


Por tanto, cabe elevar a definitivas las conclusiones de quienes, en vísperas del Aberri Eguna, ya dijimos que los planes del presidente del PNV y los del lehendakari no se movían en planos ’diferentes’, como parecía sugerir Iñigo Urkullu. En la Plaza Nueva de Bilbao quedó claro el domingo pasado que siguen vigentes los desafíos al principio constitucional de soberanía única por parte del sector político dominante del nacionalismo. En su fiesta política del domingo de Resurrección, los dirigentes del PNV volvieron a reivindicar el derecho de autodeterminación, cuyo más reciente eufemismo es el ’derecho a decidir’. A la vista de los discursos del domingo, se trataría de conseguirlo mediante un ’acuerdo singular’ que sirva para desbloquear el ’contencioso vasco’, mientras el lehendakari se compromete ’solemnemente’ a lograr ’una formulación democrática de la capacidad de decisión de la sociedad vasca en 2008’. Nuevas formas de empaquetar la mercancía de siempre. En eso, el lehendakari fue menos cuidadoso: ’Euskadi no es ni será nunca una parte subordinada de España’.



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