Opinión

Candidato Abascal

El fenómeno no es muy diferente del protagonizado por Iglesias Turrión en junio de 2017, cuando el líder de Podemos presentó una moción de censura contra el entonces presidente Rajoy. Era el líder de moda, en nombre de un partido-escolta del PSOE, al que quería colonizar. Tres años después la historia se repite, ahora por la parte derecha del espectro ideológico. La moción de censura de Abascal contra Sánchez pone al PP en riesgo de ser colonizado por Vox, con el que compite en el mismo hemisferio del electorado.

En ambos casos, el resorte es el mismo: intento legítimo de capitalizar el malestar de la ciudadanía. Hace tres años ese malestar respiraba por la izquierda y ahora respira por la derecha. El "no nos representan" de entonces, que alcanzaba también a los socialistas de Sánchez, es ahora el recurrente "consenso progre y la derechita cobarde", que alcanza también al PP de Pablo Casado.

El desafío a la centralidad es más que evidente. Sin embargo los dos pilares centrales del espectro, PP y PSOE, utilizaron entonces y siguen utilizando ahora a sus respectivos partidos-escolta como pretexto del enfrentamiento mutuo. El resultado es la bronca permanente entre el partido que gobierna y el que puede gobernar, hasta el punto de matar la razón de Estado y el servicio a los intereses generales que siempre dieron razón de ser a eso que llamamos el "centro".

Un "centro" hoy por hoy deshabitado. Es un foso, porque todos los puentes del diálogo han sido dinamitados. La resultante es una creciente desafección institucional que alimenta las posiciones extremas. Ese el caso del candidato Abascal, con su discurso "provocador" (Sánchez dixit), euroescéptico y antiglobalizador que arremete contra el Estado de las Autonomías y califica de "negligente y criminal" la gestión del Gobierno en la batalla contra la pandemia.

Abascal ha encontrado el terreno abonado para sostener que nos están gobernando "quienes van contra el Estado, la nación y el rey". Lo ha dicho en formato moción de censura (art. 113 de la CE). Así es como Vox capitaliza el estado de una nación desquiciada con bárbaras formulaciones sobre las supuestas causas de nuestros males. Como acusar al Gobierno de aliarse con las "narco-dictaduras bolivarianas" o de quedarse con "los escombros totalitarios de la historia universal".

El caso es que este candidato inverosímil a la Moncloa se lo ha puesto muy difícil a su competidor, Pablo Casado, que este jueves tendrá que afrontar el emplazamiento de Abascal para sumarse a la tarea de frenar a los "feminazis", "criminales" y "social-comunistas". Así le insta a apoyar la moción de censura. Y esa respuesta se ha convertido en la incógnita del debate. Lo único que sabemos es que el PP se ratifica en que la moción de censura de Vox es inútil, innecesaria, inoportuna, "una tomadura de pelo". Así que será un "no" o una "abs".

Atentos a la pantalla.

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