Opinión

Cataluña surrealista

Cuando la lógica judicial y la lógica política se enmadejan las preguntas simples se malogran en respuestas surrealistas. ¿Cómo responder a quien pregunta por la fecha de las elecciones catalanas? Hoy por hoy, 14 de febrero, como resultado del automatismo legal activado por falta de candidatos a cubrir la vacante de Torra, el inhabilitado "president".

Automatismo interrumpido por el Govern que, en nombre de la salud amenazada por la pandemia, decretó un aplazamiento y colocó la jornada electoral en el día 30 de mayo. El aplazamiento fue recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en nombre del derecho de sufragio (artículo 23 de la CE) amenazado por un decreto de dudosa legalidad.

Y entonces el TSJC (en contencioso-administrativo) estimó la legitimidad del recurso en base al derecho a la tutela judicial y, antes de decidir sobre el fondo de la cuestión (¿se está vulnerando el derecho a votar?), adoptó la medida cautelarísima solicitada por el recurrente (uno de ellos) y suspendió, anuló, invalidó, convirtió en papel mojado, el decreto del Govern que fijaba las elecciones para el 30 de mayo.

Ergo, las elecciones siguen oficialmente convocadas para el 14-F. Sí, pero no. No, pero sí. Depende de lo que diga el TSJC el 8 de febrero, como muy tarde. Puede ser el 14 de febrero, puede ser el 30 de mayo, una vez que los magistrados constaten el peso de los dos derechos colocados en ambos platillos de la balanza: la salud o el voto, el voto o la salud.

Se impone la síntesis que conjugue ambos derechos: catalanes a las urnas por imperativo legal (un gobierno provisional carece de fuero para alterar el automatismo de la convocatoria), tomando las medidas pertinentes que garanticen la salud de los votantes (voto por correo, distanciamiento social, mascarillas, etc). O sea, a votar el 14 de febrero. Es previsible. Y lo que entra en los cálculos del Gobierno. Por eso el candidato Salvador Illa se ratifica en dimitir de ministro cinco minutos antes de que comience la campaña electoral el viernes 28 de enero.

También entra en los cálculos del bloque independentista en modo ataque de contrariedad. Véase cómo han reaccionado las dos fuerzas coaligadas en la Generalitat. En JxCat, Laura Borrás ha recurrido a su pedrada favorita, el "Estado represor", que le sirve para un roto y un descosido, como la famosa "conspiración judeo-masónica" de Franco. Y ERC se remite una vez más a la "injerencia judicial" en la vida política catalana.

Ni al Gobierno ni a los partidos nacionalistas le falla el olfato respecto al desenlace realista de una surrealista. No es verosímil que en plena campaña, el 8 de febrero, el TSJC se pronuncie a favor de las alegaciones presentadas por la Generalitat y de por buena la convocatoria del 30 de mayo.

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