Opinión

CNI: una vacante más

Se va Félix Sanz del CNI. El jefe de los espías que sirvió a dos gobiernos y dos reyes, el hombre que sabía demasiado, muñidor de la abdicación de don Juan Carlos y escudo protector del rey emérito, artífice de la transición de lo analógico a lo digital, el general de máxima graduación que desde su despacho en la carretera de La Coruña gritaba con ira cuartelera a los periodistas que osaban llevarle la contraria, se va a su casa.

Esta vez el caballero de la Real Orden del Monasterio de Yuste, un hombre de derecha mimado por la izquierda, el hijo de guardia civil que escaló hasta la cima de las Fuerzas Armadas, no será ratificado para cinco años más como ya ocurrió en 2014, pero a Sanz nunca se le cayó de la boca que "los militares no estamos preparados para decir que no".

Se había hecho al sillón de director del CNI. Había encontrado la postura y ahora seguramente lo echará de menos. En cambio será su familia la que va a celebrarlo. Por fin recuperan al hombre permanentemente desvelado que dedicó cincuenta y siete años de su vida (en enero cumple 75 años) al servicio público, en el Ejército o en las discretas superestructuras de la inteligencia al servicio del Reino de España.

Este jueves, 4 de julio, caducaba el segundo mandato para el que fue nombrado por el Gobierno Rajoy (el primero lo fue por el Gobierno Zapatero). Y ese mismo día fue citado en Moncloa por el presidente en funciones, Pedro Sánchez, para comunicarle que en aplicación de la ley de 2002, que limitaba el mandato a esos cinco años, debía darse por cesado.

Sánchez pudo dejarlo en funciones, hasta el nombramiento de su sucesor por parte del nuevo Ejecutivo, dejando abierta la posibilidad de ratificarle para un tercer mandado. No fue el caso. Así que la noticia no ha sido el cese por extinción de mandato, que al fin y al cabo era un automatismo administrativo, sino el hecho de mandarle a su casa con el consabido agradecimiento de servicios prestados y la comunicación de que en ningún caso se sucederá a sí mismo.

La interinidad será gestionada por la que hasta ahora era su número dos, la secretaria general del CNI, Paz Esteban López. Interinidad, no obstante, si nos remitimos los efectos prácticos de la función asignada al centro. Lo cual nos pone ante la incómoda realidad de otra pieza clave del Estado que entra en funciones. Es menos visible que el Ejecutivo o el Judicial, dos de los tres grandes poderes del Estado en situación provisional, con Pedro Sánchez y Carlos Lesmes a la espera, pero no es menos relevante que, por ejemplo, la radiotelevisión pública o la financiación autonómica, por poner otros dos chirriantes ejemplos del vacío político en el que estamos viviendo desde que se convocaron las elecciones generales del pasado 28 de abril.

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