Opinión

Galicia y Euskadi: el trámite

Las elecciones del domingo en Galicia y Euskadi están marcadas de inmediato por los eventuales sobresaltos de la epidemia, y a más largo plazo, por la continuidad política. Lo primero se está cociendo. Lo segundo es un mero trámite.

Respecto a lo primero, los rebrotes tendrían que ser incontenibles para impedir el paso por las urnas. Respecto a lo segundo, ningún misterio. Galicia es tierra conquistada. Y el País Vasco, también. Por Alberto Núñez Feijóo, con el PP en un DNI político que solo enseñará si no hay más remedio, y por el PNV, ocasionalmente representado por Iñigo Urkullu.

El coronavirus ataca de nuevo. Con sesenta y tantos rebrotes a lo largo de la geografía nacional. También en Galicia (A Mariña, una zona de Lugo, especialmente) y en el País Vasco (área de Ordizia, en Guipúzcoa), aunque el paso por una mesa de votación no será más peligroso que el paso por un bar, un supermercado, una iglesia o el parque infantil del barrio.

Dicho sea por las presiones que los respectivos presidentes de esas dos comunidades, Feijóo y Urkullu, están recibiendo de sus competidores electorales para que tomen medidas extraordinarias que garanticen la salud pública de los ciudadanos sin pisotear el derecho al voto. Con alguna que otra sugerencia de aplazamiento de los comicios, lo cual está suscitando un vivo debate jurídico-sanitario sobre las consecuencias.

Una decisión en ese sentido no está en la cabeza de ninguno de los dos gobiernos autonómicos, cuyo respectivo signo político se corresponde con la respectiva opción ganadora. Del mismo modo que las opciones políticas de escasa facturación electoral, que se expresan sobre todo a través de sus alcaldes en zonas afectadas, son las que priorizan el derecho al voto, aun a sabiendas de la irrelevancia matemática de los contagiados que tuvieran que quedarse en casa a la hora de votar.

Que un contagiado rompa la cuarentena para acudir a votar es perfectamente viable si se toman las correspondientes medidas. Por ejemplo, votar aparte, prioridad absoluta, franjas horarias reservadas exclusivamente para ellos, etc.

Menos incógnitas planea la dimensión política del acontecimiento del domingo. Todas las encuestas dan por segura la mayoría absoluta de Feiijóo en Galicia (cuarta vez) y la mayoría absoluta del consolidado tándem PNV-PSE en el País Vasco.

En Galicia pervive la "Baviera española" (galleguismo clásico a prueba de modas políticas) y en Euskadi se consolida el nacionalismo pragmático que apuesta por la independencia como los socialistas apuestan por la sociedad sin clases. De aquella manera. Sin prisas y por lo legal, mientras el autogobierno siga siendo palanca útil para mejorar las condiciones de vida de gallegos y vascos.

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