Opinión

La Europa desmentida

No es buena noticia en época de creciente euroescepticismo como la que estamos viviendo el fallo de la Audiencia del land germano de Schleswig-Holstein, que niega la entrega de Puigdemont a la Justicia española por el delito de rebelión, aunque la aplicaría por malversación. Europa se desmiente a sí misma. Es un golpe en toda regla a una institución clave de la UE: el espacio común policial y judicial. Un concepto, una doctrina de base, un rasgo definitorio en el avance hacia la construcción europea.

A saber: confianza mutua entre Estados miembros, dispensada en un clima de cooperación en ambos terrenos. Consiste en dar por buenas y asumir como propias las decisiones que en materia policial y judicial tome un Estado asociado y amigo.

Entre otras cosas, así es como se refleja en la práctica el principio fundacional de cesión de soberanía. Ese es el cimiento de la UE. Y todo eso es lo que se resiente con una decisión judicial cuya consecuencia inmediata sería la de rebatir, desdeñar, anular o modificar una decisión concreta tomada por los jueces de otro Estado en el uso de su soberanía nacional.

La referida instancia judicial de Schleswig-Holstein (no Merkel, no el Gobierno federal, no la fiscalía, ni quiera la Justicia federal alemana en instancias de mejor criterio) no ha tenido muy en cuenta el compromiso de confiar en la Justicia española, a pesar de la coincidencia del supuesto delictivo en sus respectivos códigos penales.

El supuesto es aplicable en España a quienes se alzaren de forma "violenta" y "pública" contra el orden constitucional. Y es aplicable en Alemania ("alta traición", se llama allí) a quienes se alzaren de forma "violenta" contra el orden constitucional. Por tanto, no es que falle el principio de doble incriminación, que está clarísimo, como se ve.

Pero estos jueces regionales germanos han considerado que en el supuesto concreto de Carles Puigdemont, sobre el que pesa la orden de detención y entrega cursada por la Justicia española, no se da el componente violento ni la consumación de la amenaza. He ahí las dos objeciones de la negativa a entregar a Puigdemont por el delito de rebelión.

Como causa del rechazo al cumplimiento de la orden de detención y entrega, las dos objeciones suponen una doble muestra de desconfianza en la Justicia española.

Suponen, en fin, cuestionar que no está en condiciones de valorar técnicamente una conducta presuntamente delictiva y juzgarla al menos con las mismas garantías procesales que ofrecería la justicia alemana.

Te puede interesar