Opinión

El Senado en campaña

Del que gobierna al que aspira a gobernar: “insolvente”, “bronco” y “faltón”. Del que aspira a gobernar al que gobierna: “no está a la altura”, “preside un Gobierno sin liderazgo”, “soberbio” y “yoísta”. Ese fue el tono de un apasionado, que no apasionante, cruce parlamentario en el Senado, por donde la campaña electoral pasó el martes por la tarde.

Aunque el tema propuesto en la comparecencia del presidente a petición propia era la guerra de Ucrania y las medidas tomadas por el Gobierno para aliviar su impacto, en el debate salieron a relucir todos los temas de la actualidad política: la marcha de la economía, la vivienda, la protección del parque de Doñana o la ley del sólo sí es sí.

Sin embargo, Sánchez y Feijóo estuvieron elusivos en los dos elefantes que ocultan en la mochila. El del presidente es su opacidad en el extraño caso del volantazo saharaui, que provocó la pregunta del millón por parte del líder del PP: “¿Puede usted desmentir que no hubo razones personales en el cambio de política del Gobierno respecto al Sáhara?”. El del líder del PP es su nunca bien explicada resistencia a renovar de una vez por todas el CGPJ. No perdió Sánchez la oportunidad de recordárselo.

Me parece que esta vez el argumentario del líder del PP fue más eficaz que en otras ocasiones. En parte porque le ha ido tomando la medida política a su adversario. Y en parte porque el presidente del Gobierno sigue arrastrando un serio problema de credibilidad, lo cual se potencia en vísperas electorales.

De hecho, el debate del martes en la Cámara Alta en realidad fue un acto más de la precampaña que ya está recalentando la llamada a las urnas territoriales de mayo y las generales de diciembre. A cara de perro. Y sin acudir a los eufemismos para suavizar los objetivos marcados a ambos lados de la barricada. A saber: “Yo vengo a derogar el sanchismo, no tenga usted ninguna duda”, tronó Feijóo después de haber acusado al presidente de no estar a la altura y haber mimetizado los lemas y los métodos del populismo. Y Sánchez replicó acusando al líder del PP de insolvencia, mala fe y deslealtad institucional.

Como queda dicho, el tema de la sesión era el de las actuaciones del Gobierno para suavizar el impacto de la guerra de Ucrania. Pero Sánchez sobrevoló ese asunto y acabó convirtiendo el debate en un mitin electoral marcado por el triunfalismo con un turno supuestamente académico sobre las diferencias entre el modelo socialdemócrata que abraza el PSOE y el “insolidario” modelo neoliberal que defiende el PP. Feijóo quiso apagar el farol acusando al presidente de vivir del aumento de la deuda pública, las ayudas europeas, los impuestos y el empobrecimiento de las rentas medias y bajas. Lo consiguió a medias.

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