Opinión

Votos son razones

Los extremos se tocan, dice el refrán. No es el caso. Se tocan, aunque no por estiramiento forzado. Se tocan por coincidencia principal. Vox y el conjunto de fuerzas soberanistas comparten un mismo amor la patria respectiva.

La patria es distinta pero el patriotismo es idéntico en Quim Torra y en Santiago Abascal. Ambos terminan sus soflamas políticas con un "¡Viva España!" o un "¡Visca Catalunya!". Uno y otro se han instalado en el reino de las emociones, que es el territorio propio de la nación, el nacionalismo y el todo por la patria. Nada que ver con el reino de la razón, donde habita ese artilugio jurídico que llamamos Estado, construido sobre un consenso de la ciudadanía para tener la fiesta en paz.

Sánchez debería responder "mi reino no es de ese mundo" cuando le preguntan si España es una nación o se compone de tantas o cuántas naciones.

Las emociones son inatacables y no sirven como unidad de medida en el reparto del poder. Gritar "viva España", "viva Cataluña", "viva Murcia" o "viva la Pepa" mientras pones la papeleta en la urna y haces el paseíllo ante los miembros de la mesa electoral no factura en el recuento. Allí nadie toma la temperatura patriótica del votante.

El patriotismo suele excitar la cuarta función de los parlamentos, ajena a la capacidad legislativa, la aprobación de los Presupuestos y el control al Ejecutivo. Me refiero a la función declamatoria, la más irrelevante. Ahí encaja la moción promovida por partidos independentistas del Parlament contra el Estado represor. Y la reciente proposición no de ley de Vox en la Asamblea de Madrid que reclama la "ilegalización inmediata" de los partidos que atenten "contra la unidad de la nación".

Los patriotas catalanes hacen llamamientos a la movilización para la jornada de reflexión, tal día como este sábado. Y el principal candidato a la Moncloa por la derecha, mirando de soslayo a Pedro Sánchez, dice que "un candidato que no cree en España está inhabilitado para gobernar".

Unos y otros han sido desmentidos por los recuentos. A los primeros los desmintió Ciudadanos que, sin compartir el patriotismo catalán, tuvieron más votos que cualquiera de los partidos soberanistas en las últimas elecciones autonómicas. Y a los segundos los desmintió el PSOE con su victoria electoral del 28 de abril de este mismo año.

¿Se repetirá la historia en las elecciones de domingo? Veremos, pero es seguro que la mayoría de los votantes, afortunadamente instalados en el reino de la razón, no frecuentan demarcaciones pastoreadas por Vox o por independentistas en el conjunto de España. No olvidemos que estamos hablando de elecciones generales.

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