No me acostumbro a que la tilde del ?sólo? que equivale a solamente haya caído definitivamente. No me acostumbro a leer en un titular a cuatro columnas que ?Solo 1.500 parados perdieron en 2009 la prestación por rechazar empleos?. Ese ?solo? sin tilde me suena a apellido de algún señor, como el estupendo actor Manuel Solo, o a enclave geográfico. Pero me falta la tilde. A la vista siempre me falta la tilde.
Tampoco hay demasiada gente con la que compartir estas sentidas pérdidas, así es que en cuanto me encontré en los cursos de verano de El Escorial con el escritor, amigo y compañero José Luis Ferris a su paso por los homenajes que se han tributado a Miguel Hernández, no pude aguantarme. Y sabiendo que es ese cómplice que nunca falla, desahogué mis lamentos. Lejos de consolarme, mi profesor de Lengua de cabecera me advirtió: 'A partir de ahora, acostúmbrate. También ha ocurrido con los determinantes. También han aceptado que los determinantes ?este?, ?ese? o ?aquel? que antes iban diferenciados con tilde, vayan sin ella'.
Lo que hace y va a seguir haciendo José Luis Ferris con sus alumnos de Lengua y Literatura me parece estupendo: les enseña como si la tilde no hubiese caído. Como si continuase siendo imprescindible. Creo que ese es el camino. Primero hay que saber escribir, y después, en todo caso, liberarse. Lo contaba Ouka Lele en ?Oficios de la cultura? (La 2).
