Opinión

Una boda y cuatro funerales

 "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, 

porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando"

(Joan Manuel Serrat) 

El siete es un número cabalístico que, al sumar la energía terrenal del cuatro y el poder espiritual del tres, encarna la perfección. Quizás por eso –y puede que también porque era el dorsal de Amancio en el Real Madrid– el presidente del PP y de la Diputación, José Manuel Baltar, lo usa con devoción casi enternecedora para un roto y para un descosido. Lo malo es que ni el siete garantiza que el Madrid gane la Liga, ni la aspiración a la perfección cabalística combinada con experimentos “letales” y cuadraturas del circulo político evita estropicios.

Y eso es exactamente lo que sufre Ourense desde hace 22 meses: El estropicio del pacto “letal” por el que el Partido Popular entregó el Concello a un grupo de “oufsiders” de la política institucionalizada y democrática.

Como decía La Región en su exacto Editorial de ayer, la renuncia del socialista Rafa Villarino, asumiendo un veto tan injusto como políticamente indecente del PP a su legítima candidatura para encabezar una moción de censura que acabe con el esperpento municipal, deja al PP “sin excusas”. Creo, sin embargo, que buscarán otras y el propio Baltar ya apuntaba en esa dirección en sus primeras reacciones. 

Creo, además, y así lo vengo manifestando desde hace muchos meses, que el veto a Villarino nunca fue otra cosa que una excusa. Pero este gesto permite al PSOE no solo desenmascarar la impostura del PP, sino, sobre todo y fundamentalmente, proponer un acuerdo concreto de gestión en el Concello para los dos años que quedan de mandato y presentar a una ciudadanía exhausta de pan y circo la candidatura de una mujer a la alcaldía: Natalia González Beneitez, joven, dialogante, templada, preparada, número dos de la lista electoral, actual vice portavoz del Grupo Socialista y, en consecuencia, sucesora natural de Villarino. Una mujer que cuenta con el añadido de la legitimidad orgánica al haber sido la más votada por la asamblea socialista en primarias. Con la candidatura de Beneitez -como con tantas otras mujeres- el PSOE demostrará una vez más la virtualidad de su feminismo militante y la utilidad de las listas cremallera para producir ensanches de la igualdad en la política real.

Con la renuncia de Villarino, el PSOE abre de par en par la puerta a poner fin a esta infausta etapa del Concello de Ourense que empezó con la “boda” PP-Democracia Ourensana, que derivó en algo parecido a una francachela de feria con vino –y no poco– y que en 22 meses ha producido unos cuantos funerales: De la cultura y la urbanidad, de la utilidad de la política, de la dignidad institucional y, el más doloroso, del respeto que una ciudad se debe a sí misma.

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