Opinión

Duda resuelta: votaré a Villoslada

El pasado 4 de septiembre escribí en este periódico que las primarias de octubre podrían ser el último tren para el PSdG-PSOE y son, de hecho, el mayor reto de su historia para sobrevivir como la organización política central del sistema en Galicia. Pero ese tren sólo podría tomarse con dos condiciones: Que el Partido Socialista recuperase los proyectos políticos transformadores de Laxe y Touriño, nítidamente de izquierdas y de innegociable base social, y que superara los viejos hábitos de cabildeo entre élites endogámica que han lastrado la organización desde hace cuarenta años.

Los tres candidatos partían para mí desde una posición igual y todos con un potencial parejo para asumir el reto de dirigir el PSdeG, y así pareció confirmarse con el similar número de avales conseguido. La solvencia intelectual de Xaquín Fernández Leiceaga compensaba su tendencia a cierta pusilanimidad dubitativa y alguna equidistancia inquietante en el pasado. El largo historial hipercrítico y poco propositivo de Gonzalo Caballero contra todas las direcciones del Partido en los últimos 30 años -que lo convirtieron, en realidad, en parte del paisaje en calidad de “oposición dentro del orden”- se compensaba sobradamente con su fuerza y su energía, seguramente muy necesaria en la nueva etapa. Y la absoluta falta de historial orgánico y político de Juan Villoslada le aportan, precisamente por eso, un perfil fresco y descontaminado de las endémicas guerras internas.

De modo que apoyar a cualquiera de los tres aspirantes podía ajustarse sin demasiadas contradicciones a las condiciones que pedía en esta ocasión para decidir mi voto: Un candidato que se comprometiera abiertamente y sin componendas con las reformas inaplazables que necesita el PSdeG, y que asumiera estas primarias como un pacto directo y sin intermediarios con los militantes. Es decir, sin conchabanzas entre familias, grupos de influencia, corrientes, terceras o décimo sextas vías, y que asuma como vía única el Partido Socialista en su totalidad. 

Hasta ayer.

El pacto de mesa camilla al “style ancien” entre Leiceaga y Caballero despeja para mí cualquier duda: Los compañeros “Xocas” y Gonzalo siguen contando con toda mi estima y consideración personal. Pero mi voto será para Villoslada.

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