Opinión

De planeamiento o vuelta a las andadas

La singular “cultura” urbanística de Ourense amparada por el PXOM ilegal aprobado por el PP en 2003, según la cual la prioridad del planeamiento no es planificar integralmente la ciudad sino ampliar, fortalecer y consolidar derechos edificatorios y actividades lucrativas en suelos privados, es, probablemente, origen y causa del empantanamiento urbano de los últimos 15 años. Esa “cultura” típicamente ourensana alcanza su máxima expresividad en la obsesión por ampliar hasta límites poco razonables la edificabilidad para vivienda privada, que nunca se correspondió con una expectativa real de crecimiento poblacional ni con una demanda del mercado. Los propios datos del PXOM del PP anulado por los tribunales son contundentes: Clasificó suelo para construir 50 mil viviendas, pero en seis años de vigencia que coincidieron con los más fuertes del boom inmobiliario, sólo se ejecutaron 5.757 viviendas en los suelos clasificados, de las cuales 3.679 fueron en suelo urbano consolidado de licencia directa (es decir, sin más aportación a la ciudad que las tasas de la propia licencia).

Con estos antecedentes -y después de la traumática anulación del Plan del PP en los tribunales- el gobierno municipal del Partido Socialista que llegó en 2007, redactó un nuevo documento inspirado en un cambio de la “cultura” local imperante que, sin obviar la experiencia de gestión de los años precedentes -incluida la del propio PXOM de 2003-, aborda una planificación urbana moderna e integral, sólidamente anclada en el desarrollo de lo público y que excede, con mucho, de una simple clasificación de suelo.

En grandes líneas, el nuevo PXOM que el anterior equipo municipal dejó redactado -y aprobado por el Pleno con la abstención del PP, es decir, sin su rechazo expreso- define todos los ámbitos relacionados con la ordenación urbana y formula propuestas sobre los grandes proyectos pendientes, infraestructuras, dotaciones, o la ordenación de la ciudad y del planeamiento heredado. También áreas de actividad y suelos empresariales, aunque el previsto en Seixalvo es, en mi opinión, una concesión al localismo pues los polígonos “naturales” de la ciudad son San Cibrao, Barreiros y Pereiro, en una visión más amplia de la planificación territorial y económica.

Los límites de un artículo hacen imposible un análisis pormenorizado del documento, pero me parece especialmente significativa la previsión prudente de la edificabilidad residencial prevista, así como la apuesta por un modelo de ciudad compacta y continua que crezca por los bordes y no en forma de urbanismo difuso, la radical apuesta por la sostenibilidad y el uso contenido de recursos estratégicos como el agua, el paisaje o el propio territorio.

Hay pues, un nuevo PXOM que el actual gobierno municipal recibió aprobado inicialmente por el Pleno. Con la base de ese documento, con las alegaciones resueltas, algún ajuste técnico y con los informes sectoriales favorables “en tiempo record” gracias a las “administraciones amigas” de las que presume el alcalde -y aparte de su evidente torpeza en el manejo de partidas presupuestarias necesarias para la adaptación del documento a la nueva Ley del Suelo- es difícil entender que después de dos años la oposición no tenga un documento sobre el que pronunciarse para salir del atolladero en el que el PP nos metió en 2003. Salvo que alguien entienda que se puede salir del atolladero volviendo a las andadas.

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