Opinión

Un silencio atronador… y cómplice

El comunicado emitido por el Colegio de Arquitectos el pasado 2 de febrero, denunciando el “pendello” que la Xunta pretende construir alrededor del Centro de Salud de A Ponte como “nueva Estación de Autobuses” es -por ahora- la única voz social que clama en medio de un silencio atronador y cómplice frente a este disparate.

Nos encontramos otra vez ante un proyecto de la Xunta tan rácano, absurdo e incomprensible como aquel que el propio presidente Feijóo presentó en Ourense a bombo y platillo en 2005, que pretendía solucionar la integración del AVE manteniendo el recorrido por el centro de la ciudad -por el que luego fue bautizado como “trazado de la vergüenza”- con un alpendre más o menos vistoso en la Estación Empalme. La única diferencia es que aquella intentona del 2005 fue aclamada por muchas “fuerzas vivas” antes de que el cambio de gobierno en Galicia y Madrid diera paso a exigencias maximalistas y soterramientos, y ahora esos mismos guardan un inquietante silencio.

Silencio atronador. ¿Dónde están la CEO, la Cámara de Comercio y la Cofradía de Soterradores que no paraban de gritar cuando gobernaba el PSOE porque todo les parecía poco? ¿Dónde los agentes sociales, las entidades ciudadanas y culturales, los intelectuales (si es que nos quedan), los colegios profesionales? Sólo ha hablado alto y claro el Colegio de Arquitectos, y sus conclusiones sobre el proyecto de Feijoo son demoledoras:

Uno: “El concurso ha sido planteado sin conocer en absoluto cómo será la nueva estación de ferrocarril”.

Dos: “Se trata de actuaciones aisladas sin planteamiento previo, que al intentar solucionar un problema generará otros mayores”.

Tres: “Ourense como ciudad de entrada del AVE perderá la capacidad de convertirse en un verdadero y efectivo nodo de comunicaciones”.

Cuatro: “Ourense perderá la oportunidad única de lograr una verdadera estación intermodal”.

Lo más inaudito de todo es que sigue arrinconado en los cajones y paralizado desde hace cuatro años un anteproyecto de estación intermodal que la Xunta ignora, y que en opinión del Colegio de Arquitectos planteaba “como todos los que participaron en el concurso internacional convocado en su día con Fomento, Adif y el Concello estrechamente implicados, una ordenación global para la instalación de una estación de ferrocarril y autobuses, entendía la intermodalidad desde la eficacia y regeneraba la ciudad”.

¿Qué razones puede haber para esta nueva sinrazón de la Xunta en relación al proyecto público más importante de la historia de Ourense? Quizás aleguen que disponen de fondos europeos a invertir en un plazo determinado, después del cual se perderían. Galicia entera está sembrada de museos de la nada, alpendres demenciales, carreteras que no llevan a ninguna parte y polideportivos sin más deportistas que los larpeiros asistentes a la paparotada anual del día del patrón, por la irresponsable falta de planificación en el uso de esos fondos europeos que, lejos de sacarnos de pobres, nos han dejado un rosario de despropósitos. Es, sin embargo, poco creíble la eventual explicación de no perder recursos comunitarios, considerando que el presidente Feijóo no parece tener ningún problema en dilapidar los siete millones destinados al Centro de Parques Naturales de Quintela, paralizado desde 2011 por decisión personal suya. De manera que parece más plausible la explicación de que la Xunta jamás apostó por el proyecto de centralidad de Ourense en la configuración de la red de alta velocidad de Galicia, y en su taimada estrategia colaboran un PP local arrodillado y las otrora beligerantes CEO, Cámara de Comercio, limiares y otros socios de la Cofradía del Soterramiento: Primero lo hicieron bloqueando un proyecto realista y concreto con imposibles reivindicaciones del soterrar hasta el vuelo de los aviones, y ahora con su clamoroso silencio.

La intentona de colocar los buses como un abrazo de oso al Centro de Salud de A Ponte quizás no sea una de tantas ideas peregrinas, sino la coartada final para dinamitar la prometida intermodal. Cuando llegue el momento alegarán que estando la nueva estación de autobuses al lado de la vieja estación ferroviaria -aunque queden desconectadas entre sí y de la futura playa de vías AVE prevista al norte, junto a la calle Río Arnoia- sería un "despilfarro" construir una nueva. De modo que propondrán unos arreglitos en lo que ya hay y a olvidarnos de intermodales, de que Ourense sea el centro de conexión del AVE en Galicia y otras zarandajas para ilusos. La Cofradía del Soterramiento será invitada de honor a la inauguración, por supuesto.
 

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