Opinión

Depor, nada está perdido. No lo regalemos nosotros

Encuentro del Deportivo. EFE
photo_camera Encuentro del Deportivo. EFE

Los deportivistas hemos vivido unas semanas para olvidar. Un triste empate ante el Linense se ha visto agravado seriamente no solo por el choque frontal entre Club y Concello, con ocasión de las diferencias surgidas en la interpretación económica de un nuevo Convenio, sino también por la igualada en Riazor en el encuentro con el Castilla y con la inesperada derrota en Leon ante la Cultural.

El momento es decisivo, porque tan sólo resta el último cuarto de la competición. Diez jornadas apasionantes, en las que seis clubs se van a jugar el ascenso directo y los cuatro puestos que dan acceso al play off, por lo que uno de ellos quedará eliminado de la posibilidad de alcanzar la liga profesional.

La pelea será brutal. Hoy el mejor posicionado es el Alcorcón, que nos supera en cinco puntos, y quizás el gol average, mientras el Córdoba es el favorito para no participar en la promoción, pero las diferencias son tan pequeñas, cuando quedan 30 puntos en juego, que puede pasar cualquier cosa.

Tratando de ser lo más objetivo posible, tengo que reconocer que el calendario del Alcorcón me parece el menos complicado de todos los aspirantes, pero tiene que rendir visita a un Riazor que tiene que ser inexpugnable, y el del Depor creo que es el más difícil, porque nos tenemos que enfrentar a cuatro de esos cinco clubs con los que luchamos por los puestos que pueden facilitar alcanzar algún premio.

Pero, precisamente, es en esos encuentros en los que reside nuestra esperanza mayor, si somos capaces de tornar la dificultad en ventaja, logrando que supongan el bálsamo necesario para lograr nuestro objetivo inicial: el ascenso directo.

La verdad es que el premio gordo no está nada fácil y más teniendo en cuenta que no pasamos por nuestro mejor momento… pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que, si jugamos a nuestro nivel, somos con diferencia la mejor plantilla de los equipos con los que nos estamos jugando la vida y ya no digamos del apoyo de nuestra afición, que tiene a toda España entre incrédula y admirada.

Es necesario que, como decía la letra de aquella canción que triunfaba en mi juventud, “olvidemos nuestro enfado y volvamos al amor”. Sería muy grave que mostrásemos en estos instantes una mínima división. Sería un golpe definitivo. Se precisan grandes dosis de serenidad. De ahí que mi petición a la afición, al club y al concello, es que quede prohibido dividirse, porque unidos somos casi invencibles.

Nunca a los deportivistas nos han regalado nada. Siempre tuvimos que ganarlo todo con esfuerzo y ahora no lo tenemos fácil, pero lo tenemos a tiro, si firmamos un gran final de Liga. Todo está en nuestra mano y, para conseguirlo debemos estar todos juntos, más unidos que nunca. Estamos obligados a hacer esa piña por esa infinidad de niñas y niños, que cada día son más en el Estadio, y que nunca han podido disfrutar nada importante. Con ellos estamos en deuda.

Nos encontramos ante uno de los trimestres más importantes de la historia del Deportivo y, por ello, no podemos perder el poco tiempo que queda en luchas intestinas que solo favorecen a los rivales. Es tiempo de aprovechar estos meses en positivo, consiguiendo, por una parte, la unión institucional y, por otra, que los que mandan en el vestuario, reflexionen más y hablen menos.

Nada está perdido. Es el llamamiento a una afición única. Un grito que a nadie -muy en especial a jugadores y técnicos- le permita dormirse. Que, por apatía o división, no seamos nosotros los que regalemos el ascenso a nuestros rivales.

Augusto César Lendoiro; ex-presidente del R.C.Deportivo
 

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