Opinión

“Vuelven” los presidentes de los 90

Si, si, “vuelven” los Gil, Mendoza, Gaspart, Lopera, Caneda… el próximo lunes a nuestros hogares -de la mano de Movistar y de Producciones del Barrio- con “La liga de los hombres extraordinarios”, una serie que recoge una relación curiosa entre Presidentes que si la tuviese que definir la exclamación apropiada en mi Costa da Morte, en mi Corcubión natal, sería “¡Andan os ladrons detrás dos que rouban!” (“¡Andan los ladrones detrás de los que roban!”)

Muchos de ellos, como los futbolistas, gente de la calle que, con su trabajo, triunfaron en el mundo empresarial y consiguieron crear la Edad de Oro y Brillantes de los dirigentes del fútbol español. Los muy pícaros gozaban de un impacto mediático espectacular, por su personalidad, su simpatía, su liderazgo, sus trampillas… Marcaron una época quizás irrepetible y sus perfiles habrían hecho las delicias de los grandes autores de la novela picaresca de nuestro Siglo de Oro.
Yo, como Decano, me siento autorizado para auto-nombrarme seleccionador y realizar la convocatoria presidencial de una década para el recuerdo.

En la portería, el titular indiscutible sería Lopera, porque a “Don Manué” era imposible “marcarle un gol”. Se las sabía todas. Y para pelear por el puesto nadie mejor que Luís Cuervas, su compañero de memorables debates en Canal Sur.

Una defensa de tres muy agresiva, donde destacaría a un Caneda, impulsivo pero insuperable en sus certeras declaraciones, al que se le unía la raza de un Pepe Fouto, heredero de los conquistadores extremeños y un libero con tanto ingenio como peligro, un Gaspart, que, cuando menos lo pensabas, te robaba la cartera. Para cambios cuento con un defensa de altura… y peso, el ovetense Eugenio Prieto.

En el centro del campo, un medio defensivo que no se para en barras, como el pillín de Paco Roig, un tanto tramposillo él, que combinaba su trabajo destructivo con el del creativo Javier Pérez, fino interior de enlace de la sin par escuela canaria, con un Solans padre a la espera que, a pesar de Pikolín, estaba siempre espabilado.

Para las bandas alternaría a cuatro carrileros: Juan José Hidalgo, que sube como un “avión” y ojo, que éste vuelve de verdad porque ya compró el Estepona, y Del Nido, que asegura que su vuelta al Sevilla es un hecho, y sin olvidar al gran Marcos Eguizabal ni a mi querido íntimo rival, Horacio Gómez, creador del Celta europeo.

Y en punta, la MGM, un tridente que nada tendría que envidiar a la BMH, la de los Benzema, Mbappe y Halland. Un ataque insuperable, tres auténticos depredadores del área : Ruiz Mateos, muy escorado a la derecha, un arrollador Jesús Gil por el centro -no deja de ser un chiste- y por la izquierda el “galán” Ramón Mendoza, que presumía, y con razón, de hacer buenos negocios con la gente de la extinta URSS.

Pero la trascendencia de ellos no se limitó a ser figuras mediáticas, sino que fueron los Presidentes que revolucionaron los clubs, convertidos ya por Ley en Sociedades Anónimas (SAD) y, en gran medida, dirigidos por líderes del empresariado español, como eran los máximos dirigentes de Rumasa, Grupo Planeta, Mercadona Air Europe y Halcón Viajes, Bodegas Franco Españolas, Pikolín…

Sin embargo tuvieron que ser los clubs modestos, liderados en ese momento por el Deportivo, los que nos rebelásemos y ganásemos la “Batalla de Toledo”, fin del yugo de LaLiga y de los poderosos para los clubs pequeños. Hasta entonces el que mandaba era el “dedo” del secretario general de la LFP , por ello conocido como Jesús “del gran poder” Samper. Era el que decidía si te televisaban 2 ó 3 partidos en toda la temporada, cada uno por unos 40 millones de pesetas (250.000 €) lo que hacía que pocos llegásemos a recibir un millón de euros al final del ejercicio.

Hace pues 30 años que se consiguió en Toledo la primera victoria de los débiles sobre los fuertes y LaLiga, lo que supuso para los clubs modestos poder competir, porque pasamos a poder vender cada uno sus derechos televisivos y así pasar de cobrar menos de 1 m.€ a percibir un mínimo de 5/6 m.€, y algunos, entre ellos el Depor, mucho más, merced a contratos con Canal Plus, Antena 3, Autonómicas…

Eso nos hace pensar que si en 30 años se han multiplicado como mínimo por 40 los ingresos televisivos -se pasó de 1 m/€ en 1992 a 40 m/€ que percibe hoy el último clasificado de Primera, lo que representa el 80% de los ingresos anuales de muchos- miedo me da pensar en las diferencias que se van a producir para la inmensa mayoría de clubs por la venta del 10% al fondo CVC por 50 años, tras la gestión de Javier Tebas, o las “palancas” del Barsa a 25 años. Apuesten sin dudar: los grandes beneficiados serán Madrid y Athletic Club y a distancia el Barsa. Los demás perderán poder adquisitivo respeto a ellos y muchos lo pasarán muy mal.

Otro gesto de los Presidentes de los 90 fue un que hicieron un mínimo guiño a las mujeres, dentro del acendrado machismo que presidía, y aún preside, el fútbol, que llegaba al extremo de prohibir el acceso de mujeres a Palcos de Honor, como era el caso llamativo del Athletic Club hasta los 90 en los que el Presidente Lerchundi levanta el veto, un veto que aun se mantendría más años en el campo del Betis.

Para celebrar que una mujer fuese Presidenta aún habría que esperar a 1994. Fue Teresa Rivero, mi querida Doña Teresa, que al llegar reconocía que de fútbol no entendía mucho y con el fútbol que disfrutaba era viendo los “partidos” de sus hijos y nietos en Vallecas minutos después de finalizar los encuentros de su Rayito.

Os animo a ver “La liga de los hombres extraordinarios”. Un cóctel sabroso con las críticas mordaces de los Alfredo Relaño, José Ramón de la Morena, Olga Viza… y genialidades como ver resolver a Lopera el deseo de un bético que le pide llevar al campo a su padre fallecido, o cómo se burlaron las cláusulas de Rivaldo y Figo, o ver a Jesús Gil, estrella principal, a lomos de Imperioso, en el choque de trenes con Caneda, o actuando con las “Mamá Chicho” en Tele 5, cadena que también lanza “Goles son amores”, con el recordado Manolo Escobar,y Loreto Valverde…

Una serie de cinco capítulos que no se la debe perder nadie, bien para criticar o para disfrutar, porque la verdad es serán pocos los que la finalicen indiferentes.

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