Opinión

GALEONES

Vaya, vaya. Aquí las gentes ilusionadas con las quinielas, y va un equipo de exploración submarina perteneciente al Museo Marítimo Mel Fisher, en Cayo Hueso, y ¡pum! se da de escafandra con un galeón español del siglo XVII guardador en su vientre de una fortuna incalculable, un tesoro compuesto por más de cuarenta toneladas de plata y oro, joyas, objetos preciosos y monedas muchas de ellas con el cuño del rey de España, cuyo valor se hace imposible de calcular.


Solamente un anillo proveniente del galeón, valorado en 500.000 dólares fue descubierto en 1985 por el cazatesoros Mel Fisher, quien murió en 1998. A ver, sentémonos, respiremos, tomemos un poco de tila y calmemos los latidos del corazón. Cada día, alguna noticia nos pone en antecedentes de lo que fuimos, tuvimos y perdimos. Y escribo en plural, porque ¿quién sabe si algún antepasado de quien lee o escribe el presente, pertenecía a quienes esto poseían? ¿Por qué no hacerse ilusiones, soñar, aunque el despertar sea frío como el hielo? ¿Acaso al rellenar un boleto no se alberga la legítima esperanza de cambiar no a mejor, sino a excelente? Pues claro. ¡Todo el mundo quiere ser rico ¿quién lo niega?! Este hallazgo, además, tiene su historia. Llamado 'Nuestra Señora de Atocha', bonito nombre, dice la noticia que el galeón naufragó como consecuencia de un huracán mientras intentaba regresar a España. El hecho sucedió en los cayos de Florida en 1622.


¡Cuántos barcos y tripulaciones correrían la misma suerte! El mar posee los secretos de vidas y patrimonios sumergidos entre algas y seres silenciosos y ocultos a la vista de los hombres. Sólo gracias a algunos especialistas en la caza del oro sumido en los abismos azules, se logra devolver a la tierra lo que se saco un día de sus propias entrañas. Pero no piensen que tan inmensa fortuna va a llenar nuestras arcas sacándonos de pobres, no, porque la noticia, puesta por el citado Museo en su página de Internet, asegura que los descendientes de Fisher poseen los derechos del barco y por tanto del tesoro. En fin, que se queda uno como estaba, y nunca peor. Ayer, el descubrimiento de un tesoro en un templo indio, hoy, otro en el fondo del mar, matarile, rile, rile. Y mañana ¿chi lo sa? Sigamos serenos, y como se dice unánime y resignadamente al día siguiente de la lotería que no toca: 'El caso es tener salud'.


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