Opinión

Geramipoor y la importancia de los actores secundarios

Los jugadores de rotación tienen un encanto especial. Acostumbrado al fútbol, en el que los habituales suplentes se sientan en el banquillo antes del pitido inicial con un estilo displicente, que recuerda al que usábamos todos al dejarnos caer en la silla del colegio los lunes por la mañana; el baloncesto y sus roles devuelven la fe en la raza humana. Nos recuerdan lo necesario que es estar comprometido en un proyecto, aunque tu participación sea, a veces, testimonial. Solo hace falta echar una ojeada a cualquier película y a su distribución de papeles.

Aaron Geramipoor es un buen ejemplo. Ocupando el sitio del añorado Ben Allison, su actitud en la cancha nos traslada a las coordenadas de los grandes secundarios del cine. Un tío serio que cumple. Al estilo del gran Tom Wilkinson -'Full Monty', 'Michael Clayton'-, el pivot británico está empezando a demostrar que el equipo -el director- puede contar con él para lo que sea. Y sumando cada vez más.

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