Opinión

TRIBUNA | Un rito de pastores

Por Vicente Risco:

Hay que hacerlo. No vale hacerlo en la lareira, no vale hacerlo en la bodega. Ha de ser en el monte, ha de ser en el bosque. La lareira es un santuario de labregos, el magosto es un rito de pastores. Todos hemos salido del bosque, todos hemos vivido entonces en el monte. Y hay que volver anualmente al monte, al bosque a renovar nuestra humanidad porque ya nos vamos apartando demasiado de aquello, cada siglo cortamos una de nuestras raíces  y nos quedamos anémicos.

No vale comer otra cosa, no vale beber otra cosa; castañas y vino nuevo. Castañas, porque las da el árbol y no hay mas que cogerlas. Vino nuevo, porque al fin, es sangre de la tierra. Y para bien ser, el vino debe ser llevado en bota. La bota es de cuero y las cosas de cuero son trabajo de pastores.

Las castañas se asan en el fuego, como sacrificio de los frutos espontáneos de la tierra. Se comen alrededor del fuego. El vino se bebe en rueda, alrededor del fuego. El fuego se enciende con "garamatas" que al partirlas con las manos hacen “tris, tras”, como el ultimo eco de una música primitiva. Para bien ser, el fuego había de encenderse frotando dos palos.

Las castañas "estoupan" en el fuego. Cada "estoupo" debe ser saludado con gritería a coro. Yo propongo una exclamación que viene del indoeuropeo primitivo: “¡Svaha!” que suena a poema  todavía no escrito. Alrededor del fuego nacieron a la poesía, los vates y los bardos. Al calor del fuego y al calor del vino. Saltando sobre el fuego nacieron las danzas.

El humo que se ve de lejos es testigo del rito. Hay que levantarse para ver los humos que se levantan de otros magostos  en todo el contorno, y gritarles, para que oigan y contesten. A veces se levantan  entre las llamas amarillas, unas ligeras llamitas azules; son las salamandras, los espíritus del fuego, que dormían en las "garamatas" y se han despertado. Es mejor callar, para que no nos lleven consigo, que no se sabe a donde nos llevarían . 

Y aquí termina el magosto. Aunque “non a todolos magostos se vai a comer castañas”.

(Artículo publicado en La Región en los años 50).

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