Opinión

4.500.000 desempleados y 20% de paro para 2021

Porque este gobierno socialcomunista está constantemente  empeñado en crear falsas expectativas de recuperación económica cuando la realidad los desmiente, mes a mes, con sus propios datos oficiales, como el de personas fallecidas en este pandemia y que el INE ha revelado recientemente? ¿No sería más fácil y didáctico decirnos la verdad, que todos intuimos y sufrimos, e intentar buscar soluciones resolutivas a los gravísimos problemas reales que sufre nuestro país? ¿Es esa su transparencia que tanto predican, y que trituran con cada decisión que toman? ¿Es  ese el verdadero objetivo de su "Comisión Permanente contra la Desinformación"? ¿Pretenden crear tabúes con sus propios bulos y censurar voces públicas, en los medios de comunicación, que únicamente son críticas constructivas? 

Todos los indicadores y previsiones sobre el desempleo y cese de actividades económicas para el primer semestre del próximo año nos derivan a una tasa de paro superior al 20% con más de 4.500.000 desempleados, por mucho que desde el Ministerio de Trabajo se presione a las empresas para no despedir, y con advertencias de devoluciones con recargo de las ayudas solicitadas. Para que nos situemos, a día de hoy, la tasa de paro es del 16,3%, con más de 3.850.000 desempleados.

Pues bien, en este contexto, el vicepresidente segundo de este país -el radical de extrema izquierda Pablo Iglesias-, y en la línea de practicar su habitual ejercicio de tierra quemada, nos anuncia sus nuevas ocurrencias para agravar aún más la brutal situación. Y no son otras que las de querer implantar la semana laboral de cuatro días, sumándole a ello la decisión de elevar hasta los 1.000 euros para 2021 el salario mínimo interprofesional. Líneas de actuación totalmente inasumibles en el marco económico actual para la práctica totalidad de actividades económicas de este país. El actual Gobierno de España está provocando,con su intervencionismo multisectorial, una represión totalitaria con sus radicales y anárquicas decisiones vía decreto, una desigualdad económica aberrante entre diferentes sectores económicos, comunidades autónomas y segmentos de población, que únicamente está consiguiendo retrasar y laminar cualquier atisbo de recuperación. En fin, un gobierno que predica una ficticia igualdad, pero que únicamente crea desigualdades a raudales en todos los ámbitos.

Todos estos datos y coyunturas son pésimos, muy pésimos. Pero no los traigo a esta columna para que nos autoflagelemos todos colectivamente, no, sino para que reflexionemos, practiquemos una autocrítica constructiva y avancemos. Porque da la  impresión de que nuestra sociedad ya se ha acostumbrado a vivir entre cientos de muertes diarias derivadas de la pandemia sanitaria y de todos sus efectos colaterales: destrucción de empleo, cierre de empresas, caída de la actividad económica y así un largo etcétera. 

¿Se está pensando realmente en el futuro de nuestro país y de nuestra sociedad? Mi respuesta es muy simple: no, no se piensa en el futuro, como mucho ahora pensamos a corto plazo, semanas o meses como mucho. Y hemos llegado a este punto por la brutal inestabilidad a la que nos somete la peor clase política jamas conocida. Ellos son los actuales conductores de este país, y nuestro destino con ellos es a ninguna parte. Reflexionen la próxima vez que tengan que depositar su voto en una urna, y sobre todo miren a qué personajes votan para que les representen. Espero que, por lo menos, esta durísima experiencia que nos ha tocado vivir nos haga madurar como sociedad y no permitamos que deleznables vividores políticos destruyan con su incompetencia e inutilidad nuestro futuro.

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