Opinión

España no soporta más mentiras

Nos mienten absolutamente en todo. Y uno de los episodios -y ya existen demasiados- de esta crisis sanitaria y económica más obscenos, más esperpénticos y más sangrantes, lo hemos vivido hace unos días a través del Ministerio de Sanidad y de su particular cabeza de turco, Fernando Simón, comunicándonos ambos que, a estas alturas, ya ni saben (o eso nos dicen) cuántos ni quiénes son los fallecidos por esta pandemia en nuestro país. El director del Centro de Coordinación de Alertas, Simón, ha admitido que hay "algunos cientos de fallecidos" que no se han ubicado aún. Y de esta guisa, suprimen de un día para otro a 2.000 muertos por el coronavirus, que ahora ya no lo son y ni siquiera sabemos dónde están. Y esto sucede en el momento justo en que el Sistema de Monitorización de la Mortalidad afloraba de golpe más de 12.000 muertes durante la pandemia del covid-19, superando así los 43.000 fallecidos sobre la media. Y mis primeras preguntas son: ¿quiénes mienten?, ¿quiénes son los verdaderos responsables del calvario cruel por el cual están pasando y sufriendo las familias de los fallecidos? Y después, aún alguno se pregunta por qué le llueven las demandas judiciales y penales al actual Gobierno bipartito. Este es el penoso nivel de los socialcomunistas que ocupan la Moncloa.

Pero solo es un episodio más de tantos. Porque al minuto ya sale otro ministro a torpedear nuestra sensible convivencia, está vez el de Interior. ¿Existe realmente la separación de poderes en nuestro país?, y me respondo: a tenor de lo acontecido en los últimos tiempos, y más en los últimos días, pues parece que no. El Gobierno socialcomunista ha intentado laminar la independencia del poder judicial con intromisiones y decisiones que han atravesado todas las líneas rojas, y de las cuales veremos su devenir en los próximos meses.

Estos son solo algunos de los lamentables episodios por los que manifiesto, sin paliativos, que Pedro Sánchez y su socio, Pablo Iglesias, están destrozando España. Nos están destrozando económica y laboralmente como nunca se había visto. Y socialmente están repartiendo confrontación y odio por todos los rincones de nuestro país. Quieren convertirnos en una república anárquica donde el brutal y despiadado libertinaje aplaste cualquier esperanza de libertad, donde el vasallaje a su virtual estado totalitario bananero sea la herramienta que destroce el liberalismo y la libre personalidad de cada uno de nosotros. A ese punto nos quieren arrastrar.

Este gobierno aún no ha sido ni siquiera capaz de elaborar un plan estratégico, a corto y medio plazo, para normalizar al máximo la actividad económica y laboral. Ni han sido capaces de reducir la excesiva burocracia, sino todo lo contrario, aun la han aumentado con una complejidad disuasoria para las microempresas y pequeñas pymes. Además, han aumentado considerablemente la inseguridad jurídica en todos los sectores, y sin la fiabilidad necesaria para que personas trabajadoras, empresas e inversores, tengan el soporte y la liquidez necesaria para afrontar el nuevo escenario de descenso brutal del consumo al que se deben enfrentar.

Esto, en definitiva, es el Gobierno socialcomunista que tenemos, y estás son solo las consecuencias iniciales. Como la del cierre de Nissan en Barcelona, como un efecto más de la destrucción empresarial que se avecina. Lo peor esta por venir en solo unos meses. Entonces, las colas del hambre ya no serán noticia, porque tristemente serán habituales en nuestro día a día.

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