Opinión

El lapidario regreso de Bárcenas

El hundimiento electoral del PP en Cataluña y el regreso judicial del extesorero cuestionan el liderazgo y la continuidad de Pablo Casado al frente del PP. Bárcenas está muy bien donde está, en la cárcel. Puede que le acompañen otros a su actual morada, y si es así, les recordaré el dicho de “no las hagas, no las temas”. Pero Bárcenas no es el PP, aunque ocupase cargos orgánicos de primer nivel, por lo que no juzguemos a todo un partido por lo que haya hecho un presunto delincuente, y esperemos a que sea el juez el que dicte en su momento sentencia con todas sus consecuencias.

Creo firmemente en la regeneración democrática de las formaciones políticas, simplemente como contribución a mantener nuestro estado del bienestar. La proliferación de casos de corrupción política ha ahondado en la desafección y en la desconfianza de los ciudadanos hacia la clase política de una manera brutal. Urge más que nunca un proceso de higienización democrática e institucional real, con mecanismos de control de la financiación de partidos, entidades públicas y de depuración de responsabilidades que pongan coto a la corrupción.

En el caso Bárcenas, el PP debe pedir disculpas a su militancia, votantes y ciudadanos en general que observan, una vez más, desilusionados y desmotivados, un espectáculo lamentable . Disculpas de aquellos que permitieron que se generase tal despropósito que tanto daño han provocado al PP. No valen excusas ni el “yo no sabía, yo no estaba”. Los que tenían la obligación de supervisar, autorizar y gestionar, los derivo a la frase que pronunció en su día la exsecretaria general, señora Cospedal: “Que cada palo aguante su vela". 

En definitiva, los pésimos resultados obtenidos ayer por el PP en Cataluña eran más que previsibles en un partido que aún no ha conseguido limpiar ni su nombre, ni su imagen. Y al cual le espera un próximo congreso nacional muy, muy caliente. No creo que me equivoque en decir que Casado y Teodoro lo van tener difícil para revalidar sus cargos. Parece ser, que los poderes fácticos de este país estarían atentos a impulsar una candidatura alternativa ganadora ante un amortizado Casado. Y no, no es la de Cayetana, que seguramente también articule la suya, aunque le auguro escaso éxito, sino la de otro/a persona que goza de experiencia de Gobierno y del beneplácito de quienes mueven los hilos, y Madrid es la clave de casi todo. Seguramente en las editoriales madrileñas iremos encontrando esas claves, los posicionamientos y los mensajes en las próximas fechas, ante un más que cuestionado liderazgo de Casado y su equipo.

Lo iremos viendo, pero algo me dice que después del batacazo electoral las cosas se van acelerar y vayan cogiendo forma ante un liderazgo que empezará a cuestionarse día si y día también. Un Pablo Casado que ya se presentó a dos elecciones generales y las perdió con estrépito, y el cual, en un contexto económico y social como jamás habíamos vivido, ha sido incapaz de imponer al PP, como principal partido de la oposición, en ningún sondeo ni encuestas a un PSOE que debería estar quemado y contra las cuerdas por su nefasta gestión de esta crisis sanitaria y económica.

Realmente va ser un año emocionante y clarificador en la política nacional y autonómica. En nuestra Galicia, las huestes socialistas están a la expectativa de que un resurgido Besteiro -o el siempre agazapado Valentín Formoso-, opten a reemplazar a un Gonzalo Caballero que no ha cuajado, ni entre su militancia ni en la ciudadanía gallega. Lo iremos viendo... y lo iremos analizando.

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