Opinión

Los sueldos de los políticos

Hace pocos días, la alcaldesa de A Coruña manifestaba públicamente ante los medios de comunicación que la subida salarial que aumenta su sueldo de 40.000 a 69.000 euros estaba plenamente justificada por la "dignificación de su actividad política". Pero esta aberrante justificación no es exclusiva de esta señora, también lo es de un altísimo porcentaje de alcaldes y concejales con dedicaciones exclusivas, los cuales, en su práctica totalidad, jamas cobrarían tales remuneraciones en la empresa privada, ni de lejos. Y a estos representantes de la cosa pública les recordaría que a la política se va a servir, no a servirse. 

Más sangrante aún es que, con toda su desfachatez, se apliquen incrementos salariales de un 50% en numerosos casos, mientras las pensiones suben un pírrico 0, 25 %, poco más la de los empleados del sector público, mientras que las del sector privado siguen planas. ¿Esto es demagogia? No, es decir las verdades por su nombre, aunque a ellos les da igual, están a lo que están y punto. 

Pues sí, estos son una buena parte de nuestros cargos públicos de las administraciones locales, las más próximas al ciudadano, vaya hipocresía. Pero aun así, juegan en segunda división, ya que los elitistas puestos de la división de honor están reservados para los de "o vicepresidente o nada". Creo que el potentado propietario de la mansión ubicada en la urbanización de lujo de Galapagar debería extraer sus propias conclusiones del fiasco y apabullante derrota política sufrida hace escasos días por su homólogo Alexis Tsirpas en la siempre venerada Grecia. Queda cristalino que los populismos radicales sirven de focalizador del malestar de la gente en una primera etapa, pero la pifian en toda la expresión de la palabra en el paso siguiente. Para ejemplo cercano, baste ver en lo que se ha convertido en los últimos tiempos aquellos movimientos llamados la

marea y sus múltiples sucedáneos. Ahora eso sí, no necesitan a nadie para autodestruirse y hundirse en el fracaso más absoluto, lo hacen ellos solitos a la perfección.

En fin… soy de los ingenuos que piensa que con los diálogos se consiguen acuerdos y abrirse las puertas. Pero con bloqueos y vetos injustificables, únicamente se consigue el quedarse solo. Y esto mismo es lo que le está sucediendo a un Albert Rivera y su negativa a entenderse con nadie, lo cual únicamente le está derivando a un radicalismo absurdo y a una derechización de su formación política que ya no tiene nada que ver con aquel centrismo político que tanto predicaba. 

En fin, dicen que esto es la política y que el fin siempre justifica los medios. Aunque personalmente prefiero seguir siendo un ingenuo idealista de centro liberal y no caer en el fango que nos pone por delante está gente para que pensemos que todos somos como ellos. Pues no, no somos todos iguales y siempre tendré presente cuando a mi padre, maestro nacional y director del entonces colegio de A Lonia, el gobernador civil de la época le pidió que asumiese la alcaldía de un ayuntamiento de esta provincia. No lo aceptó finalmente por la enfermedad que ya padecía, pero recuerdo nítidamente, aunque solo era un niño, cómo le dijo al secretario del gobernador que no quería retribución ninguna por ocupar tal responsabilidad y que intentaría seguir ejerciendo como maestro de escuela.

Pero qué gran país el nuestro donde un simple concejal cobra mucho más que cualquiera de los más brillantes científicos nacionales, los cuales tienen que irse por falta de oportunidades laborales y de presupuestos para sus investigaciones. En fin.

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