Opinión

Oourense, ¿una ciudad sin ley?

Qué es lo que está pasando en nuestra ciudad y concretamente en nuestro casco antiguo? ¿Van a seguir este alcalde y este subdelegado del Gobierno permitiendo con su increíble pasividad que la zona de ocio por excelencia, como es la de los vinos, con todo su entorno se convierta en un campo de batalla entre jóvenes emigrantes? ¿Ya no vamos a poder transitar con nuestras parejas, hijos o amigos, y disfrutar de nuestra ciudad por temor a los altercados y vandalismos de un puñado de individuos a los cuales no se les detiene e ingresa en prisión de forma inmediata? Si las dos personas que deben garantizar nuestra seguridad, como son el alcalde y el subdelegado del Gobierno, no están a la altura de las circunstancias deberían dimitir de inmediato por ineficientes e irresponsables. Y lo manifiesto así porque con la seguridad física de los ourensanos y ourensanas nadie debe permitirse ni la más mínima pasividad o incompetencia en sus funciones. Los ourensanos y ourensanas queremos un Ourense seguro y limpio, así de cristalino.

Tanto el subdelegado del Gobierno como el concejal de Seguridad Ciudadana deben garantizar el orden público y la convivencia en la ciudad. Y los últimos actos violentos protagonizados por bandas juveniles que buscan establecer sus territorios en zonas del Casco Histórico de la capital deben ser erradicados de inmediato y con todo el peso de la ley.

El aumento de los enfrentamientos con violencia en la zona antigua de la ciudad no es más que la consecuencia de la falta de vigilancia en zonas de la ciudad motivada a su vez por la negligencia de los poderes públicos ante el déficit de efectivos policiales registrada hace unos meses. Esa misma pasividad en la vigilancia policial por falta de efectivos, es la que facilita el asentamiento de bandas en el Casco Histórico que buscan acotar un territorio como propio. Y si se permite que esa situación se consolide, será cada vez más difícil garantizar la convivencia en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad.

Mi segunda reflexión me lleva a decir que la gravedad de los últimos enfrentamientos entre bandas debería haber motivado una reunión urgente de la Junta Local de Seguridad Ciudadana para diseñar actuaciones preventivas y disuasorias ante una situación grave y extraordinaria, ya que Ourense ha sido siempre una ciudad tranquila y debe seguir siéndolo, y donde quede claro que en nuestra ciudad no hay sitio para quienes usan la violencia como elemento de identidad. Por lo que los responsables de la seguridad ciudadana deban asumir su responsabilidad y actuar con contundencia, pues este conflicto afecta a la zona de ocio nocturno más importante de la ciudad, con una importante afluencia de jóvenes. Además de afectar a la libertad y seguridad de los ourensanos y ourensanas, esas actuaciones violentas alteran la convivencia y el descanso de los vecinos del Casco Histórico, contribuyen a la degradación de este espacio urbano y ponen en riesgo la viabilidad de numerosos negocios hosteleros.

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