Opinión

Ourense, Ourense, Ourense...

Qué hacemos con nuestro Ourense? ¿Somos ya una provincia y una ciudad que está totalmente amortizada económica, social y demográficamente para nuestros políticos y variopintas Administraciones y por eso nos obvian sin ningún tipo de disimulo? ¿Somos ese verso suelto que ya a nadie interesa porque nos ven en una espiral decadente imparable? ¿Ni siquiera por ser el epicentro y máximo exponente de la Galicia y la España vaciada merecemos ya una mínima atención y respeto? ¿Creemos realmente los ourensanos y ourensanas en nuestras posibilidades de futuro para la tierra que nos vio nacer? Qué preguntas me formuló, ¿verdad? 

Ourense... cuatro diputados ourensanos en el Congreso. Otros tantos senadores en el Senado y catorce en el Parlamento de Galicia. Si me preguntan a qué se dedican, pues les responderé que ni idea. Los visualizo únicamente en selfis en redes sociales y en sus numerosas fotos en los medios de comunicación en las que aparecen siempre agrupados ante una mesa de viandas, o en el photocall de eventos varios, asistiendo, eso sí, con lozanía, jolgorio y caras de satisfacción a todo tipo de romerías, bodas, bautizos y banquetes que se tercien. ¡Ah, claro!, y por supuesto cobrando a fin de mes unos buenos sueldazos a cuenta del erario, es decir, de nuestros módicos impuestos. 

Y ahora que pienso... ¿los he visto o escuchado defendiendo a ultranza ante las direcciones de sus formaciones políticas, ante el conjunto de las Administraciones y ante la opinión pública los intereses generales de la provincia que los ha colocado en situación tan privilegiada? 

No recuerdo a ninguno de ellos defendiendo en todos los púlpitos mediáticos habidos y por haber, y con un compromiso de lucha firme y sólido por su provincia, Ourense, para que ésta formara parte de la candidatura que la Xunta presentase ante el Estado para convertirse en sede de la Agencia de Inteligencia Artificial. Y es que no los he visto bregando en esta nueva batalla por el futuro de Ourense. Ni en esta ni en ninguna otra. Ni siquiera me voy a molestar en calificar su actitud... Creo y pienso que el cargo de conciencia que tendrán todos ellos por no aportar absolutamente nada de nada a su provincia en todo el ejercicio de sus responsabilidades públicas es más que suficiente remordimiento para estas personas. 

Y si es verdad, como dicen los representantes del Nodo Galego de Intelixencia Artificial en su valoración y estudio, que Ourense es la provincia más débil industrial y empresarialmente, lo somos sin ningún género de dudas. Y por ese mismo razonamiento, y porque somos los más débiles económica, social y demográfica e industrialmente de las cuatro provincias gallegas, por eso mismo, necesitamos más ayuda, más colaboración, más recursos y más planes de choque que actúen como dinamizadores económicos y laborales que los demás. Galicia no es únicamente A Coruña, Vigo y Santiago. Y si para el conjunto de las Administraciones sí lo es, pues que nos paguen la mudanza a todos los que aquí quedamos y que cierren esa gran finca llamada Ourense, convirtiéndola en un enorme tojal de 7.273,96 kilómetros cuadrados a imagen y semejanza del “polígono industrial y comercial” de Val da Rabeda. Experiencia ya tienen en crear “leiras” improductivas. 

Pero yo sí creo aún en el futuro de Ourense, me debe ir en los genes de mi carácter idealista y emprendedor. Pero no con los mimbres actuales. No con vividores de lo público. No con palmeros y estómagos agradecidos. Y sí con un Ourense que tiene que romper muchas ataduras nocivas y perniciosas para nuestro futuro.

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