Opinión

El resurgir de la costa gallega

  

Por primera vez desde que hay registro de stock de vivienda nueva a la venta por parte del Ministerio de Fomento y con datos actualizados de la Fegein, constatamos que a comienzos de este segundo semestre del 2019 en Galicia baja de las 20.000. Es un muy buen indicador, ya que el frenar el stock de los excesos cometidos entre el periodo del 2002-2009, nos ofrece una oportunidad de volver a promover con coherencia en las necesidades de las familias, equiparando los precios a la renta per capita de los gallegos. Por esto mismo creo que es una buena oportunidad para recuperar la vivienda de protección oficial en colaboración público-privada y en sus tres vertientes que marcan el iprem de las familias, es decir, en régimen especial, general y concertado.

Tengo que matizar que este descenso del stock en la comparativa interanual viene dado por el resurgir de la demanda en vivienda de costa para su derivación al mercado de arrendamiento de vivienda vacacional. Por lo que, a este impulso de la demanda residencial en la costa gallega hay que darle continuidad y solidez, con lo que debemos ser legítimamente ambiciosos y buscar al inversor extranjero como cliente preferencial. Para ello debemos potenciar nuestras particulares "Marbellas" cara al exterior en aras de dar un salto cuantitativo y cualitativo. Si no lo hiciéramos así, nos veríamos amenazados por el auge turístico en vivienda de nuestros vecinos de Oporto y su creciente influencia.

Baste un dato: el fortalecimiento de las ventajas fiscales a los ciudadanos extranjeros fue la fórmula encontrada por Portugal para atraer más inversiones y, por lo tanto, más ingresos y focalizado sobre todo en el sector inmobiliario. Por esto mismo, colocar a Galicia en la ruta de la inversión inmobiliaria extranjera es imprescindible para ser competitivos. Sector inmobiliario y turismo deben ir de la mano para asegurar un crecimiento económico exponencial necesario.

Pero como ourensano quiero destacar también el potencial de la Ribeira Sacra. Es el valor al alza del interior y sobre el cual deben pivotar todos los esfuerzos posibles como reclamo turístico, paisajístico y económico en todas las vertientes y derivaciones. No voy entrar a analizar o detallar los pros y contras de la recién estrenada Ley de Rehabilitación de Galicia, creo que el camino se hace andando y veremos en unos meses si ha sido capaz o no de reducir y simplificar la enorme losa burocrática que acompaña siempre a toda actividad urbanística. Y más, cuando de propiedades de edificios deteriorados, que ya no cumplen los requisitos básicos de funcionalidad, seguridad o habitabilidad, sean BIC o no, se refiere.

No nos debemos vender el producto a nosotros mismos, sería un error más de los muchos que se han cometido ya con nuestro rural y su patrimonio. Colocar a la Ribera Sacra en la ruta de la inversión inmobiliaria extranjera es imprescindible para ser competitivos. Monasterios, pazos, fortalezas y castillos, bodegas con encanto, forman un ramillete único en el entorno del río Sil. La Galicia más próxima a la costa se desarrolló mucho más que el interior de Lugo o de Ourense, donde la emigración, el cese de la actividad agraria y ganadera, derivó en una amplia herencia de casas abandonadas, propiedades en ruinas y aldeas vacías. Por esto mismo la Ribeira Sacra es una grandísima oportunidad de poner en valor un patrimonio arquitectónico que ya estaba, de hace demasiados años, a los pies de los caballos.

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