Opinión

El sector agroganadero, al límite

Al rural no le dejan vivir. Sequías, precios de derribo de sus productos, improductividad, brutal burocracia, costes inasumibles, entre varios motivos más, dejan a cientos de explotaciones agroganaderas y miles de familias al borde de la ruina y sin futuro, que solo contribuye a ampliar la Galicia vaciada. Con unos precios de venta de producción estancados y cotizando a la baja desde hace 25 años, pero con una subida generalizada y desproporcionada de todos sus gastos, nuestro sector agroganadero está en su peor momento en décadas. El cierre continuado de todo tipo de explotaciones ganaderas y agrícolas está derivando a una agonía total del rural. A este descomunal problema hay que añadirle un envejecimiento de la población y despoblamiento brutal al que las administraciones siguen sin saber hacer frente. Las políticas y planificaciones han sido erróneas en un contexto de abandono del rural, y lo peor es que se sigue incidiendo una y otra vez en los mismos errores.

Falta de relevo generacional en las explotaciones, dependencia de las ayudas públicas, bajo precio de los productos... el rural gallego se encuentra en una situación límite. Y vamos con los datos, que son los que dejan cristalino el panorama actual: Galicia cuenta con 32.671 granjas de ganado bovino. Es decir, 16.684 (un 33,8%) menos que las 49.355 que se contabilizaban hace 10 años. Un tercio de las granjas gallegas han desaparecido en la última década, casi nada. Y esta pérdida de explotaciones afecta a toda Galicia, siendo la más perjudicada la provincia de A Coruña, donde echaron el cierre 7.018 durante la última década, al pasar de 18.420 en 2008 a las 11.402 del pasado ejercicio con un 38% menos. Lugo perdió 4.564 (el 56% del total) en el mismo periodo, pero aun así es la provincia con mayor número de explotaciones, con 12.659. Pontevedra, con 6.746, sufre un descenso de 4.092 en diez años (el 37% del total). Ourense, la provincia con menor actividad ganadera (hasta en eso somos los últimos), baja hasta las 1.864 explotaciones desde las 2.874 que había hace una década, con una caída del 35%. Conclusion: Galicia debe apostar de forma clara y contundente por garantizar el futuro del sector agroganadero para que, definitivamente, se convierta en un pilar fundamental de nuestra economía, que genere la riqueza y el valor añadido necesarios para el bienestar y la dignidad de los productores y sus familias. Ya es hora de poner soluciones viables y con retorno encima de la mesa ante la cascada interminable de cierres de actividades agrícolas, ganaderas y de un comercio local en el rural que día sí y día también se evapora ante la falta de población y lógicamente de clientes.

Por esto mismo la subida del SMI es un error. Los más afectados seremos autónomos y microempresas, que no solo nos comeremos este despropósito sino también el incremento de las cotizaciones y los nuevos impuestos ya anunciados. Un incremento que no es solo de 50 euros más a lo largo de catorce mensualidades, ya que hay que sumar el coste derivado también del incremento en la cotización a la Seguridad Social. 

Conclusion: más cierres, menos contrataciones y más desempleo.

Puede que a las grandes y medianas empresas no les afecte o repercutan está subida en sus productos y servicios. Pero el autónomo y la microempresa no tenemos ya margen de maniobra y menos con cotizaciones, que ahora quedan en los 1.108 euros de base. Y no estoy en contra del incremento de salarios, si se bajasen en la misma proporción la fiscalidad y las cotizaciones a la Seguridad Social. En todo hace falta un punto de equilibrio y este se ha perdido.

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