Opinión

Anthem: hay una grieta

Dijo Golda Meir que el pesimismo era un lujo que un judío no se podía permitir. Recomendación que intento aplicar en mis actuaciones. Soy especialmente optimista cuando juega el COB. Incluso cuando vienen mal dadas. Con un rastro preocupante a espaldas de unos últimos resultados que no invitan al optimismo precisamente. Paso de pronósticos, previsiones absurdas y hasta de los consejos disfrazados de lecciones e intento proyectar una linea de futuro que, aún sabiendo que los milagros no existen, siempre es posible la recuperación o al menos lograr ponerte en el camino adecuado. En la causa involucro a mi buen amigo y compañero de grada Ángel -Otero de su etapa como extremo futbolístico- a quien intento convencer de que siempre, como cantaba Leonard Cohen: "Hay una grieta en todo. Así es como entra". 

Hendija por la que se coló sorpresivamente, a la vez que paradójico, quien por volumen (2.20 metros) lo tenía más difícil, lo que dice mucho de su voluntad. En su ayuda, en diferentes fases del partido, Diogo Brito (defensa) o Joan Thomas (avezado ETT cubriendo la ausencia de un pívot). Lo que sería insuficiente de no mediar un rendimiento de élite atrás y el protagonismo ofensivo final de los más expertos Navarro, que recuperó sensaciones a tiempo, Uriz, los robos y tiros finales de Henríquez. Por fin los aficionados pudimos ver un equipo, duro, unido y una perfecta puesta en escena en la que muchas, que no todas, partes sumaron.

Para un equipo cojo de certezas, importante el resultado, pero, una vez que "la linea está trazada" -que canta Bob Dylan- y aquí tengo que darle la razón al amigo Ángel -sapiencia de sus amistades universitarias por Magariños con los Azofra, Montes y compañía-  "se necesita sumar más/nuevos efectivos", capaces de responder en situaciones adversas, de transmitir conocimientos y facilitar una dinámica colectiva más consistente: rotación interior, cemento atrás, y metodología delante.

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