Por si alguno no se había enterado: “Es la LEB Oro, ingenuos” -como la frase de Bill Clinton-. Con un canon compensatorio por descenso de la ACB (Andorra y Burgos) y una capacidad presupuestaria, Gipuzkoa, Estudiantes, Alicante o Coruña, que ya representa una ventaja competitiva por sí. Donde la sobriedad del Palencia de Pedro Rivero -la clave del éxito- y la confirmación del Lleida, hasta donde llegue el liderazgo de Carrera y Vucetic, son las excepciones. El resto, a pelear.
Esta fecha obliga al balance. En cuanto a nombres propios, y a expensas de alguna sorpresa por llegar, Carrera (Lleida), Stutz (Castelló), Larsen (Estudiantes), los novatos Jaworski (Gipuzkoa), Hoover (Juaristi), ManJgafic (COB), o en su convalidación los Pantzar (Valladolid), Dos Anjos (Andorra) u Ortega (Palencia).
En el COB, algún tramo bueno, alguno que no tanto -la mayoría-, arbitrajes irritantes y dos últimos partidos con mayor acierto. Un COB castigado por sus propias carencias. Dinámica negativa que se intenta cambiar con la incorporación de Manjgafic, que seguro no es el cinco indicado, pero sobrado de puntos y descaro, y la vuelta, Camilo Álvarez mediante, de un Jhornan Zamora capaz de ejercer como ancla de un sistema con varias vías de agua y una permanente fuente de desequilibrio por su coctel de liderazgo, acierto y habilidad para romper líneas. Un COB más intenso, conceptual en su juego, en las intenciones de sus dirigentes, lo que les llevó, en su deseo de una certidumbre futura, a la contratación de Felix Alonso, poseedor de un amplio currículum, aunque serán los resultados quienes pignoren el trabajo. A él corresponde el aprovechamiento total de la plantilla, lo que hasta ahora no sucedía, como también reforzar la zona -no siempre es cosa de peso o volumen- para cambiar definitivamente una dinámica que ya comenzó a tomar mejor camino.
