Opinión

Camilo Álvarez, la franquicia

Fueron muchos los que pensaron que no tenía mucho que ganar y si mucho que perder cuando Camilo Álvarez apareció al rescate del Club Ourense Baloncesto. Eran tantas las carencias -deudas con Hacienda, Seguridad Social, proveedores...- que hacerse cargo de todo eso solo podía ser un auténtico "marrón".

Poco a poco, por bonhomía, mucha responsabilidad, sin ruidos ni gestos para la galería... sin vanidad, pero eso sí, rodeándose de la gente más idónea para mantener vivo el proyecto. En este caso Cesar Fernández, el gerente, vigilante ¡siempre! de las finanzas del club.  "Un solo ser te falta y todo está despoblado" -que dice el verso de Lamartine-, que es el técnico Gonzalo Garcia de Vitoria. A ellos fue capaz de mantener a su lado pese a cantos de sirena extraños, y capaz también de lograr la estabilidad necesaria para el club. ¿Qué falta el respaldo "comercial" de la ciudad?... Pues resolvió sin ellos.

Habrá esos descreídos incapaces de reconocer lo evidente -temporada tras temporada "avalando" el club ante la Federación, organismos oficiales, asumiendo cuotas de inscripción... algo que solo Camilo Alvarez fue capaz de asumir por su afición al basket y siempre (o casi) con la benignidad familiar. En un mundo de vanidades y freaks que prometen dudosos éxitos, Camilo Alvarez calló y lo hizo.

Siempre codeándose con los mejores -donde no llegaba la realidad se imponía la imaginativa- y ahora, para sorpresa general, es capaz de sumar un nuevo patrocinio, Ibereólica (por tres años), para sumar a Estrella Galicia... y quizá la cosa no quede ahí.

Convertido en la "franquicia" del club fue capaz de cambiar el estado anímico de una afición cada vez más numerosa y entusiasta. Como unas instituciones que redoblan su ánimo en el caso de la Diputación y ahora también el Concello por un futuro ilusionante. Y como no soy deudor más que de mi palabra y son muchos los años en esto, lo personalizo en Manuel Baltar y en Jorge Pumar.

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