Opinión

Cosas que pasan

La existencia de indicadores netamente positivos para el COB en términos deportivos no puede borrar el mapa inquietante que dibuja el inmediato futuro en cuanto a la gestión. La decisión tomada, allá por finales de junio del pasado año, “arrendando” el COB al Grupo Hereda, nos lleva hasta hoy y viceversa.  

Fue un renting -alquiler, uso temporal de un bien, servicio o propiedad  de otro- que en su vencimiento se intenta renovar pactando, avalado por alguna institución, un pago en diferido -¿les suena?- en forma de simulación... vamos, de manera más prosaica, al “fiado” o ya pagaré al final, lo que permitiría gestionar el club una temporada más a los actuales arrendadores.

Y es que fueron algunas las mentiras que parecían mentiras, pero también alguna mentira que parecía verdad o eso intentan hacer creer a sus interlocutores o accionistas mayoritarios. Lejos de alcanzar la comprometida mayoría absoluta (51% de las acciones) lo que se produjo, tras la ampliación de capital, es la incorporación de un nuevo accionista, perteneciente al Grupo Hereda, con más acciones que ningún otro (22%), cierto, pero que sin alianzas institucionales no iría más allá de ser un partícipe más en la gestión del COB.

Por distintos motivos, jurídicos y de titularidad, en este caso, no es posible la compensación de créditos. “Solo cartos”.

No ejecutada la compra otra opción es la vuelta atrás. “Confiamos en nuestro proyecto, pero de no ser mutua esa confianza, recuperamos el dinero adelantado y nos vamos”, que también se dijo por parte del CEO de Hereda, Pedro Fernández. Que de mantener la coherencia con lo manifestado  y de no ser las cuentas del Gran Capitán y la justa recompra del 22% suscrito en la ampliación, se entiende como una opción válida. De hecho existe y se planteó esta opción. 

No hay secuencia perfecta. A veces las cosas llegan y pasan.

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