Opinión

Ni un paso más

Pedro Fernández y el Grupo Hereda llegaron al final de la temporada pasada con la intención de hacerse con el control del COB. Lo hicieron de la mano del alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, y asegurando que la vía para conseguirlo era inyectando el dinero necesario para hacerse con el 51% del accionariado.

Casi una liga entera después o Pedro Fernández no se explica bien, o los que lo escuchan no le prestan atención, o por muchas veces que le de den al reinicio a la calculadora las cuenta nunca cuadran.

Después de demasiados meses de celos y desconfianzas por ambas partes la olla se ha  cansado de hacer ruido y está a punto de estallar. Por suerte será para acabar con el problema sea cual sea la dirección que tome la tapa.

Cada vez más lo privado se ha ido haciendo público y el choque de personalidades y de intereses entre el que firma y el que manda se ha hecho intragable. Para colmo, ha llegado a su momento culminante en los despachos coincidiendo con el más delicado en la pista. Ha quedado claro que, por muchas vueltas que le den, es imposible que den dos pasos sin pisarse o sacar los codos.

Después de varias ruedas de prensa, entrevistas a cuantos los llaman y mil llamadas de teléfono, los dos saben que han llegado al barranco sin margen para dar un paso más. Los dos tienen claro que el proyecto del COB es lo más importante, pero el del que quiere llegar no tiene apoyos para tomar el mando y el que está no va a aceptar el relevo sin el dinero por delante.

Ayer soltaron todo lo que llevaban dentro y hoy les toca lidiar con el trago de firmar a un entrenador que ninguno quería, pero que los dos están obligados a apoyar por el bien del club.

Guillermo Arenas se tendrá que comer el sapo confiando en convertirlo en príncipe. Mientras, o Camilo Álvarez le devuelve hasta el último céntimo a Pedro Fernández o el empresario convence a quienes ya le están haciendo saber que no lo quieren, aunque se resista a darse cuenta del mensaje.

 Desde hoy el COB entra en una nueva etapa deportiva, pero antes del próximo partido toca acabar con el circo y poner cordura a un club perdido por dentro y manchado por fuera.  

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