Protagonista, en su pasado ourensano, antagonista, en esta ocasión, pero siempre, Fran Guerra, es el hilo conductor en cualquier enfrentamiento a disputar en el Pazo Paco Paz. Ejemplo paradigmático de animadversión para un pabellón siempre crítico con los excesos gesticulares y no siempre ajustados a los cánones deportivos del pívot canario.
En esta ocasión, excepción hecha de una antideportiva, "enganche" con Pepo Vidal, y de un visible rasguño en su brazo, de todo el resto sacó ventaja: más que de paso, ocupó a sus anchas la zona ourensana, desplazamientos continuos a sus rivales... en todo sumó -sobre todo rebotes- y junto con Boris Barac -atinado refuerzo de invierno- fue la clave en el triunfo de un solvente Menorca.
Y es que "cuanto más cerca estés del aro más fácil es de meterlas. Cuestión de estadística" que decía el laureado Zelko Obradovic.
Bien es cierto que a esa acertada labor de cerrajero llevada a cabo por Fran Guerra y el acierto anotador de Barac habrá que sumar el abismo de los números estadísticos para un Menorca que salió a morder. Quizá se jugaba más. Seguir en la pelea por las posiciones de play off. Objetivo que se mantiene para el Río Ourense Termal, que para nada bajó la guardia, sí le faltó continuidad y la aportación de los exteriores no fue suficiente para tapar las lagunas del juego interior, y para quien las opciones del factor cancha siguen ahí.
Y el Pazo debe sentar las bases de ese futuro en los enfrentamientos que todavía restan por disputarse.
