Opinión

El ministro Jeje Odongo

Una vez más la presidenta de la Comisión Europea ha sido humillada públicamente por un alto cargo.

Hace un año fue el presidente turco Erdogan quien ignoró a Ursula Von der Leyen en un encuentro oficial, cuando ella iba acompañada por Jean Michel, presidente del Consejo Europeo. En aquella ocasión, Erdogan no le ofreció asiento a la presidenta de la Comisión y tampoco Michel hizo nada por solucionar el desagradable momento que tuvo que pasar la presidenta al ser tratada como una persona de segunda categoría.

La semana pasada fue un desplante del ministro de Exteriores de Uganda, al negarse a saludar a la presidenta de la Comisión Europea.

La escena se produjo con ocasión de la cumbre de la UE con la Unión Africana. Presentes estaban, para recibir y saludar al ministro ugandés, la presidenta Von der Leyen, Jean Michel -el presidente del Consejo Europeo- y Emmanuel Macron, presidente francés.

Cuando el ministro ugandés -de nombre Jeje Odongo- entró en la sala, pasó delante de Von der Leyen sin siquiera mirarla y se dirigió directamente a dar un fuerte apretón de manos a los dos hombres. Luego volvió a su sitio para la foto, al lado de Von der Leyen, pero ni siquiera la miró.

La reacción del Jean Michel, el presidente del Consejo fue la misma que con Erdogán: ni se inmutó, como si la situación fuese de lo más normal. Ella, miraba con una sonrisa que -imagino- contenía toda la incredulidad de que la volvieran a despreciar. El único que hizo amago de salvar la situación fue el presidente Macron, que le inistía a Odongo en que saludara a la presidenta de la Comisión.

Finalmente el ministro Odongo se volvió hacia ella y le dijo algunas palabras, pero sin llegar a darle la mano.

Hace un año también escribí una columna dedicada al desplante en Estanbul. Pero lo cierto es que lo irritante, lo intolerable no es que un dictador como Erdogan o que un ministro de un gobierno acusado de todo tipo de arbitrariedades y ataques a los derechos humanos, como el ugandés, actúe con este comportamiento machista y despectivo. Lo inaceptable es que el presidente del Consejo Europeo, que representa a las primeras democracias del mundo, se quede paralizado y mudo ante tamaña ofensa.

Michel debe renovar su cargo dentro de dos semanas. Espero que estos dos incidentes se tengan en cuenta. Porque una vez, vale, puede ser un despiste, pero actuar del mismo modo dos veces revela que este señor no sabe o no quiere saber lo que significa la igualdad de sexos. Y eso es totalmente incompatible con un alto cargo de la UE.

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